Estados Unidos ya espera a Rafael Caro Quintero, el capo del narcotráfico detenido este viernes en México. El fiscal general, Merrick Garland, ha asegurado esta tarde que su país está listo para procesar ante la justicia al viejo capo del cartel de Guadalajara, quien llevaba viviendo a salto de mata desde que fue liberado de prisión en agosto de 2013 por un error judicial. Entre los delitos que enfrentará están la “tortura y la ejecución del agente especial de la DEA [la agencia antinarcóticos de EE UU] Enrique Kiki Camarena”, perpetrada en 1985. “No hay escondite para nadie que secuestra, tortura y asesina a agentes estadounidenses”, señala un comunicado emitido por el Departamento de Justicia esta tarde, apenas tres días después de la visita del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador a Washington.
Este será el primer encuentro de Caro Quintero con la justicia estadounidense. El capo, quien supuestamente cumple 70 años el próximo mes de octubre (tiene seis fechas de nacimiento en sus perfiles judiciales), fue capturado en 1985 después del asesinato del agente de la DEA y pese a que huyó a Costa Rica a esconderse. Entonces también fue acusado del homicidio de John Clay Walker y Alberto Radelat, dos ciudadanos estadounidenses que miembros del cartel confundieron con agentes de la agencia antidrogas. Fue condenado a 40 años en prisión, pero fue liberado 12 años antes de cumplir con la pena, desatando la ira de Estados Unidos, donde es considerado “archinémesis” de la DEA.
En 2018, Caro Quintero se sumó a la lista de los más buscados del FBI. Era la adición 518 a la famosa lista de los criminales más públicos del planeta. Era la primera ocasión en que un fugitivo de la DEA llegaba al decálogo. Para subrayar su interés en el personaje, las autoridades pusieron a su cabeza un precio de 20 millones de dólares.
Conocido como El Príncipe y El Narco de Narcos, el capo vivió casi nueve años escondido en zonas de los Estados de Sonora y Sinaloa, regiones en las que forjó su leyenda en el narcotráfico. Recuperó su libertad en 2013. Washington redobló desde entonces la ofensiva judicial en su contra. Caro Quintero tiene varios procesos abiertos en su contra. En California está, desde julio de 1992, la causa judicial por el homicidio de Camarena. Además, enfrenta delitos por secuestro de un agente federal y por crímenes violentos vinculados a una organización mafiosa. Al otro lado del país, en Nueva York, enfrenta desde 2018 cargos por su papel como líder de una organización que trafica desde 1980 metanfetaminas, heroína, cocaína y marihuana al país.
En abril del año pasado, un tribunal federal de Brooklyn, en Nueva York, logró confiscar cinco propiedades que Caro Quintero supuestamente compró con dinero ilícito y que puso a nombre de familiares suyos. Estas se encontraban en Guadalajara y Zapopan, en Jalisco, la región donde nació a finales de los años 70 una gran alianza criminal que, años después, daría origen a los carteles modernos de Sinaloa, Tijuana y Juárez.
“Estas incautaciones ejemplifican nuestra determinación y perseverancia para llevar a Caro Quintero ante la justicia por sus crímenes”, aseguró entonces el agente especial de la DEA, Ray Donovan. “La prioridad número uno de la DEA es Rafael Caro Quintero, mató a uno de nuestros agentes… para nosotros es algo personal”, declaró en entrevista a este periódico Donovan en 2019, el año en que se inició el proceso para confiscar las propiedades de la familia del capo.
Washington pidió hace dos años la extradición de Ismael Quintero Arellanes, sobrino del capo y quien era considerado su mano derecha dentro de la organización. Ismael fue capturado en enero de 2020 en Culiacán, la capital de Sinaloa. En Nueva York le espera un proceso por narcotráfico, pero su envío al norte fue frenado por un juez mexicano.
El futuro que espera a Caro Quintero en Estados Unidos será similar al que vive su hermano menor, Miguel Ángel. Este fue uno de los hombres más buscados por Estados Unidos desde 1990, cuando un tribunal de Colorado ordenó su captura. Esta llegó once años después, teniendo nuevamente al estado de Sinaloa como escenario. Su extradición tardó ocho años. En 2010, Miguel Ángel Caro Quintero se declaró culpable de haber ayudado a traficar 100 toneladas de marihuana en solo tres años, de 1985 a 1988. En sentido contrario, de norte a sur, fueron enviados 100 millones de dólares por la droga, que hoy es legal en 19 Estados del país. Fue condenado a 17 años de prisión. Todo parece indicar que la mano que reciba pronto a El jefe de jefes será más dura.
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