A él no le gusta hablar de primero, segundo o tercer proyecto porque Roberto
Olabe entiende un club de fútbol como algo vivo, “inacabable” y asegura que “la visión del club no termina el 2 de septiembre” por el hecho de que se haya cerrado un “mercadillo”. Pero, sin querer calificarlo como un balance del mercado, el director de fútbol de la Real dio ayer su particular visión de lo acontecido durante los últimos meses y explicó cuáles son las líneas maestras que guían su proceder.
Pese a que, en general, ha cumplido los objetivos de entradas y salidas que se marcaba antes de comenzar el verano, Olabe dice que “me va a costar sentirme a gusto”, pero considera que “tenemos jugadores” para ahora “seguir profundizando y encontrar nuestro equipo”.
Cree que el club está “en un momento de crecimiento absoluto”, asegura que no ha buscado el rejuvenecimiento de la plantilla, sino que ha resultado que las condiciones que necesitaban para mejorar el grupo las han encontrado en jugadores jóvenes y que ha logrado que el plantel evolucione, sobre todo, a “nivel de fuerza explosiva y velocidad”.
Entiende que ha dotado al entrenador, al que considera “de elite”, de los recursos necesarios para “emocionar, apasionar a la gente. Ese debe ser nuestro objetivo”. Por encima de estar en Europa, lo que considera una consecuencia. “Decir que tenemos como objetivo Europa nos hace perder perspectiva de la importancia del día a día y creo en el día a día”. Es ahí donde quiere percibir la ambición, en el entrenamiento y en la mejora constante.
Como base del iceberg cuya punta es el primer equipo, Olabe quiere mantener Zubieta. Aspira a mejorar la proporción de canteranos y quiere ahondar en algo que ya considera un hecho: cree que la Real se está convirtiendo en un referente del desarrollo de los jóvenes.
El vitoriano finalizó agregando que “tenemos talento, posibilidades, pero para hacer un equipo nos va a hacer falta un tiempo de cocción, que que no existe en el fútbol, pero para el que creemos que tenemos grandes condimentos”.
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