Morirá en la orilla o reirá el último, pero el Real Madrid va a pelear LaLiga hasta el minuto 90 de la jornada 38. El equipo de Zidane es como una caña de bambú. No se dobla. En todo caso se rompe, se troncha, pero nunca se rinde y permanecerá de pie hasta el final.
Es también un equipo de extremos. La teoría de los polos opuestos. Y para la muestra, los dos goles de ayer ante el Granada. En el primero porque Miguel Gutiérrez (19 años) se disfrazó de su tocayo ‘Guti’ para asistir a Modric (35 años). El más joven y el más veterano del vestuario, implicados en la jugada. Y en el segundo, el de Rodrygo, porque el brasileño demostró que en lo único que se parece a Vinicius es en el pasaporte. Mientras uno la mandó a guardar, el otro, minutos antes, se la regaló al portero del Granada. Ambos tienen calidad, está claro, pero en el Real
Madrid, como en el fútbol, lo que se suele premiar por encima de todo es la cantidad. Como en la vida, también.
Y Hazard figuró
El caso de Eden Hazard ya se sabe que también es muy extremo. De costar más de 100 millones, pasó a costar más de 100 disgustos, pero ayer en Los Cármenes, al menos, el belga figuró. Y esta vez con todas las de la ley firmando una asistencia a Odriozola en el 3-1 que dio tranquilidad a los suyos después de que Jorge Molina esparciera las dudas por el césped con su gol.
Y así fue como los blancos, ayer de negro (otro signo inequívoco de la teoría de los polos opuestos), ganaron en Granada y siguen en la lucha por LaLiga. Al calendario le quedan dos partidos más el descuento, que ya se sabe que es ahí donde el Atlético de Madrid aún sigue teniendo pesadillas con acento portugués. De Lisboa, concretamente.
Source link