Esther Doña, de marquesa de Griñón a tertuliana del corazón en televisión


Poco tiempo después de ganar el concurso MasterChef Celebrity, Tamara Falcó sonreía nerviosa y algo azorada cuando se le preguntaba si era la heredera del trono de la prensa social en el que está instalada desde hace 40 años su madre Isabel Preysler: “Ojalá, pero lo de mami es muy grande”. Nueve meses después de esa afirmación, la nueva marquesa de Griñón, de 38 años, es ya la heredera de su progenitora por méritos propios. Mientras que Preysler vive tiempos de reclusión por la aparición de la pandemia y solo se ha dejado ver en alguna instantánea de Instagram de su hija, Tamara se pasea por las redes sociales y las portadas como una figura consolidada que buscan las publicaciones y las firmas, además de su paso por la televisión como nueva gurú de la gastronomía. Esta semana la revista ¡Hola! le dedica la portada en un posado en biquini, una tradición veraniega con la que cada año cumplía su madre.

Durante mucho tiempo Tamara Falcó fue vista por el público como una niña pija que debía su fama a ser hija de quien era. Ella era consciente de esa imagen que daba. Fue por eso que decidió aceptar la oferta que le hizo el programa de cocina de Televisión Española y se encontró con la sorpresa de que no solo fue la ganadora de la edición sino que además se hizo con el favor popular. Falcó se ganó la simpatía general y con ello llegaron las ofertas de las firmas publicitarias que buscan su imagen como rentable reclamo para sus campañas. “Voy por la calle y muchas personas me paran. Eso no me pasaba antes del programa”, contó a este periódico. “Había gente que pensaba que era pija y tonta, pero me daba igual. Tantas horas de televisión permiten que se te conozca más. Creo que lo he conseguido”. Eso sí, siente pudor cuando se la compara con su madre o cuando se habla de ella como heredera de su trono en el mundo de la prensa social. “Lo de mami es imposible de conseguir. Ella tiene una fama mundial”, advierte.

Santiago Mollinedo, de la Consultoría de Marketing Personality Media, experto en la medición de tendencias, sostiene que la valoración de Falcó ha cambiado claramente tras su paso por el programa de televisión. “Antes suspendía en la valoración que tenían los ciudadanos de ella, tanto en cercanía, en familiaridad como en naturalidad. Esto se debía a que la gente la veía como ‘hija de…’. Sin embargo, ahora su situación es bien distinta”.

Este 2020 está siendo su año. Tiene tanto trabajo que no ha podido tomarse más que unos días de vacaciones, pero no le importa. Es más, busca nuevos proyectos, varios de ellos relacionados con la gastronomía. Ha recibido algunas ofertas para abrir un restaurante pero cree no estar capacitada para tamaña responsabilidad. Sí ha contemplado la posibilidad de hacer alguna inmersión en el mundo de la comida saludable a través de algún canal. Ella sabe como nadie lo que es sufrir un problema de salud que le afectó en su físico y, en cierto punto, hasta en su autoestima. Hace tres años tuvo un trastorno de tiroides que le hizo subir de peso y encontrarse mal. Ser objeto de seguimiento de los paparazis por sus kilos de más no fue agradable. Tras meses de tratamiento superó su enfermedad y ahora luce inmejorable. Se cuida pero asegura no ser una esclava de su físico. “Lo importante es estar sana”, proclama. La tímida Tamara ha dado paso a una mujer de 38 años que posa en biquini sin complejos.

El momento más difícil para ella fue la muerte de su padre el pasado mes de marzo a causa de la covid-19. Semanas más tarde supo que Carlos Falcó dejó dispuesto en sus últimas voluntades que fuera la heredera del título de marquesa de Griñón, noticia que recibió con sorpresa y como la muestra de cariño de su padre hacia ella. La transmisión de tal honor está pendiente de ratificación del Rey.

Tamara tiene cuatro hermanos por parte de madre y otros cuatro por parte de padre pero ella fue la única hija que tuvieron Carlos Falcó e Isabel Preysler. Ha logrado llevarse bien con todos ellos y ser nexo de unión en momentos de diferencias. En Manolo Falcó ha encontrado el mejor de sus consejeros para invertir el dinero que está ganando gracias a su renovada fama y en Enrique Iglesias el cómplice de sus sueños profesionales. Aunque siempre está Isabel Preysler para aconsejar a su heredera.


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