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Estos barros del Athletic vienen de lejos

El penoso inicio de la competición está siendo una continuación de los dos últimos encuentros de Liga de la pasada temporada, con los sonrojantes ridículos ante Leganés y Granada. La gota que ha colmado el vaso han sido los dos resbalones frente al Cádiz y el Alavés, con sensaciones dolorosas, un punch que ni se intuye y una desazón generalizada entre la afición. Sin embargo, hay que remontarse bastante más en el tiempo para comprobar que las carencias del Athletic vienen de lejos y que con el regreso a la Liga a causa del coronavirus se ha acentuado la tendencia a la baja.

En el pasado curso los de Garitano encadenaron 10 partidos seguidos sin ganar, con derrotas tan llamativas como ante Osasuna. Pero llegó un cierto resquicio de esperanza con la llegada del mes de marzo, con los triunfos consecutivos ante Villarreal y Valladolid, que hicieron cerrar la herida al menos momentáneamente.

Pero con la reanudación competitiva se incrementaron las debilidades. Dos derrotas seguidas ante Real Madrid y Sevilla reflejaron la impotencia doméstica, aún más dura con los reveses ante Leganés y Granada.También hay que destacar que hubo partidos para subrayar, porque se plantó cara al Atlético de Madrid y al Barça, se ganó al Betis y al Mallorca y los leones firmaron un partido redondo ante el Valencia, con unas prestaciones añoradas y que ahora no aparecen ni por lo más mínimo. El duelo ganado ante el Levante a domicilio tampoco estuvo nada mal.

San Mamés ya no es lo mismo

Pero durante este periodo, como antes con los diez partidos ayunos de triunfos, dio la sensación de que el equipo arrastraba dificultades. No fluía y en San Mamés se dejó escapar demasiados puntos, incluso fueron media docena los encuentros que se perdieron en Bilbao, cuando en el curso anterior el estadio rojiblanco se habían hecho casi inexpugnables. A la debilidad defensiva se sumó la sequía de Williams, no imputable en su totalidad a su juego, Muniain dio detalles pero no completó la faena, los centrocampistas no dieron apenas creación, los centros fueron de escasa calidad y la previsibilidad del juego fue recurrente. Al menos Raúl García mostró la mejor versión realizadora de su carrera.

Pobre bagaje

Echando un vistazo a los últimos 15 partidos, 11 de la reanudación más 4 de la actual campaña, los rojiblancos han sumado ocho derrotas: Barça, Real Madrid, Sevilla, Leganés, Granada -en dos ocasiones-, Cádiz y Alavés. Las victorias han sido cinco -Mallorca, Betis, Valencia, Levante y Eibar- y las tablas las han firmado ante Atlético de Madrid y Eibar. Los goles anotados han sido 14 mientras que los recibidos han llegado a 19. La fiabilidad defensiva de hace no tantas fechas no pasa por su mejor momento. Y en ataque la sensación es más preocupante. Y eso que el Cádiz terminó con nueve jugadores y el Alavés, con diez. Para no creer.

En baja forma

Da la sensación de que haber llegado a la final de Copa después de haber concentrado esfuerzos en varios encuentros ha lastrado demasiado el posterior rendimiento de un equipo que está acusando el momento de forma de algunos de sus elementos referenciales. Además de Muniain y Williams, en este nuevo arranque liguero no está muy fino Raúl García, tampoco Yuri, condicionado por su lesión de pubis, Dani Garcia no anda muy boyante, Capa no es el del inicio del pasado curso…

Demasiados problemas para un conjunto en el que Garitano no ha acertado con la tecla. Sus últimas declaraciones no parecen haber contribuido a su mejoría y no se intuyen novedades tácticas. La covid-19 también se lo ha puesto más difícil al míster, que debe encontrar respuestas al estancamiento generalizado, pero no parece probable que cambie mucho su catecismo. Quizá sea momento de renovarlo.


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