El Barça inicia este jueves la Euroliga recibiendo al campeón, un CSKA Moscú al que la cancelación de la pasada temporada ha permitido estirar la vigencia de su título sin necesidad de defenderlo en la pista. Aunque no habrá público en las gradas, algo que sucederá en la mayoría de partidos de esta primera jornada, la temporada europea empieza con un espectáculo de primer nivel en el Palau Blaugrana entre dos de los principales favoritos de la competición.
El CSKA llega a este primer partido de la Euroliga vestido con piel de cordero. Su presidente, Andrey Vatutin, se ha cansado de insistir este verano en la reducción presupuestaria acometida por su equipo, algo difícil de apreciar si echamos un vistazo a los importantes refuerzos llegados al club moscovita, como el pívot serbio Nikola Milutinov (al que también perseguía el Barça) y ex del Baskonia Tornike Shengelia, o la renovación de Mike James, tercer jugador más valorado y máximo anotador de la pasada temporada. Además, Itoudis recupera a Will Clyburn, MVP de la Final Four de 2018, tras un año en blanco a causa de una grave lesión. El equipo ruso ha reforzado su condición de víctima con su inesperada derrota del pasado sábado en la Liga VTB a manos del modesto Parma (95-97).
Sin embargo, nadie en el Barça se cree esta pretendida debilidad. Es imposible olvidar la última visita de los rusos al Palau, cuando el campeón bailó al equipo entonces dirigido por Svetislav Pesic antes de imponerse por un dolorosísimo 67-96, una de las mayores derrotas de los azulgrana en la historia de la Euroliga.
Al nuevo Barça de Sarunas Jasikevicius el duelo le llega demasiado pronto. El equipo azulgrana aún se encuentra intentando perfilar su nueva identidad, adolece de los automatismos de su rival, que mantiene de Dimitris Itoudis en el banquillo desde hace seis años, y anda algo cojo en la posición de escolta, donde sigue de baja Kyle Kuric mientras que Cory Higgins jugó el domingo su primer partido después de tres meses de baja. Además, el club ha preferido no forzar el regreso de los aficionados al Palau y sin su sexto hombre las cosas se presentan un poco más difíciles.
Pero si de algo está dotando Jasikevicius a este Barça es de capacidad competitiva y resiliencia. Así se vio contra el San Pablo
Burgos y el Unicaja, dos partidos complicados pero en los que el equipo supo superar los malos momentos para acabar llevándose el triunfo. Y el equipo parece funcionar cada día un poco mejor, con mucha implicación de todos los jugadores pero también con un entendimiento cada día mayor de los nuevos esquemas.
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