Los propietarios de autos antiguos conocen el trato. El “proyecto” nunca se termina y conducir un vehículo viejo significa lidiar con fallas mecánicas, óxido invasor, cortocircuitos en cables viejos y el golpe continuo a una cuenta bancaria. Para algunos, eso es parte del encanto: un trabajo de amor interminable que incluye la alegría de pasar…