El Celta se ha convertido en uno de los clubs de LaLiga que más se ha reforzado en este mercado estival que acaba de bajar la persiana.
Pero lo más destacado al cierre de la ventana estival es que el pelotón de fichajes llegados a Balaídos, ilusiona a una parroquia celeste que ha reactivado su ilusión y ve al Celta capaz de acceder a cotas altas en esta campaña; dicho de otra manera, Europa.
La vuelta de Rafinha a Vigo ha sido la guinda del pastel, el esfuerzo de una dirección deportiva celtiña por atar a jugadores que salieron de la casa: recuperar las señas de identidad del club incorporando a jugadores que ‘mamaron’ celtismo en su día. El regreso de los hijos pródigos ilusiona a la afición.
Y en este escenario, entre los siete fichajes cerrados en este mercado, destaca el retorno de canteranos celestes o de jugadores con marcada implicación celtiña.
De los siete refuerzos, tres son canteranos del Celta (Denis Suárez, Santi Mina y Pape) mientras que el otro es Rafinha, un jugador criado en Vigo y con fuertes vínculos al club por su padre (Mazinho) y por el año que jugó en Vigo con Luis Enrique como entrenador. Sólo un borrón en la operación retorno: el Celta no pudo acabar fichando a Nolito, otro de los grandes objetos de deseo en Vigo, por culpa de su buen arranque en el Sevilla
Los otros tres fichajes son Aidoo, Gabriel Fernández y Jorge Sáenz.
No ha tenido un calendario asequible el Celta de Escribá en este arranque de Liga, ya que se ha medido a tres ‘cocos’, pero las sensaciones son buenas y la parroquia no esconde su ilusión. Abrió el campeonato en casa cayendo ante el Real Madrid (1-3), luego venció al Valencia en Balaídos (1-0) en la segunda jornada y el pasado viernes se llevó un empate del Pizjuán ante el Sevilla (1-1).
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