Europa colgada

Orbán, a su llegada a la cumbre europea que pactó en julio el fondo de recuperación.
Orbán, a su llegada a la cumbre europea que pactó en julio el fondo de recuperación.JOHN THYS / AFP

Alemania, país que preside la UE durante este semestre, ha urgido este martes a Hungría y Polonia a desbloquear los presupuestos comunitarios y el fondo europeo de recuperación porque, de lo contrario, “nuestros pueblos pagarán un precio muy alto”, según sus palabras. El secretario de Estado alemán de Asuntos Europeos, Michael Roth, ha asegurado antes de presidir una reunión del Consejo de ministros de Asuntos Generales de la UE que “la presidencia alemana continúa trabajando muy duro para superar los obstáculos políticos” que han surgido.

El Gobierno húngaro y el polaco se negaron este lunes a secundar la aprobación de la llamada decisión de recursos propios, el acto jurídico que sirve de base para la ampliación del presupuesto de la UE y para la emisión de deuda que financiará los 750.000 millones de euros del fondo de recuperación.

El secretario de Estado alemán de Asuntos Europeos, en una reunión de la Unión Europea en octubre. En vídeo, Roth urge a Polonia y Hungría a “estar a la altura de su responsabilidad” y desbloquear los presupuestos europeos.(REUTERS)

Los contactos de la canciller alemana, Angela Merkel, con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, no han logrado hasta ahora persuadir a Budapest. La amenaza de veto esgrimida durante las últimas semanas se ha materializado finalmente y retrasa, de momento, la aprobación de los esperados presupuestos. A la posición de Orbán se ha sumado el significativo pero solitario apoyo de Polonia.

Budapest y Varsovia han ratificado este martes su veto durante el consejo de ministros de Asuntos Generales. La ministra húngara de Justicia, Judit Vargas, ha acusado a la UE de diseñar un mecanismo deliberadamente diseñado para castigar a su país. “No queremos que se sancione aun país por pura ideología aunque no hayan violado ninguna norma”, ha señalado Vargas. El ministro polaco de Asuntos Europeos, Konrad Szymanski, se ha mostrado más abierto al acuerdo, pero ha advertido que debe resolverse “la predectibilidad del mecanismo” y ofrecer “certidumbre jurídica” a todos los socios comunitarios.

El bloqueo de los dos países impide la aprobación de la decisión, que requiere la unanimidad, y paraliza de facto tanto el nuevo marco presupuestario para 2021-2027, dotado con 1,074 billones de euros, como el fondo para paliar los daños económicos de la pandemia.

El Gobierno de Orbán y el polaco de Mateusz Morawiecki condicionan su apoyo a que se retire o suavice el nuevo mecanismo de protección del Estado de derecho, un instrumento que permitirá suspender las ayudas a los países donde se detecte una falta de seguridad jurídica que ponga en peligro los intereses financieros de la Unión.

“No es momento para vetos, sino para actuar con decisión y con espíritu de solidaridad”, ha subrayado Roth antes de iniciar la reunión de ministros. “Debemos hacer que los fondos lleguen cuanto antes a quienes lo necesitan”, ha añadió el responsable alemán. Roth ha pedido que “todos en la UE estén a la altura de sus responsabilidades” porque las consecuencias de un descarrilamiento de los presupuestos pueden ser dramáticas. “Nuestros pueblos pagarán un precio muy alto por el bloqueo”, ha advertido el responsable alemán.

Todos los socios han urgido durante la reunión del Consejo a la aprobación del paquete presupuestario, una posición en la que han coincidido los países más reacios al acuerdo de julio (como Suecia o Dinamarca) y los mayores beneficarios del fondo, como España o Italia. En nombre de España, el Representante Permanente ante la UE, el embajador Pablo García-Berdoy, ha señalado que “quien quiera que ponga en duda el cuidado acuerdo de julio tendrá que asumir una enorme responsabilidad ante el resto de socios de la UE y ante la opinión pública europea”.

El Consejo de ministros de la UE presidido por Roth celebra este martes, precisamente, la primera ronda de la revisión de la situación del Estado de derecho y la calidad democrática en cada uno de los socios. El novedoso ejercicio forma parte de la creciente vigilancia de Bruselas sobre el respeto a los valores fundamentales de la UE, un respeto que hasta ahora se daba por descontado, pero que ha empezado a resquebrajarse en varios Estados miembros.

“Europa es admirada en todo el mundo por la protección que ofrece a sus ciudadanos, pero el Estado de derecho no puede darse por hecho”, ha señalado Roth antes de poner en marcha el examen. Los cinco primeros países sometidos a escrutinio son Bélgica, Bulgaria, República Checa, Dinamarca y Estonia. Roth ha recordado que “el objetivo es detectar tendencias antes de que sea demasiado tarde”.

El nuevo instrumento forma parte de un sistema que aspira a establecer una vigilancia periódica sobre la calidad democrática similar a la creada con el llamado Semestre europeo para la situación presupuestaria y económica de los socios de la UE. El nuevo semestre se basaría en un informe anual de la Comisión (publicado este mes de septiembre por primera vez), la revisión país por país en el Consejo (estrenada este martes) y el mecanismo de protección de los intereses financieros de la UE que permite suspender los fondos. Budapest y Varsovia temen el tridente a pesar de que, de momento, el examen es bastante inocuo y descriptivo. Pero la experiencia del Semestre económico muestra que el control puede intensificarse año tras año y llegar a emitir veredictos difícilmente esquivables por los Gobiernos.

Hungría y Polonia, sin embargo, se han quedado solas en su resistencia y ni siquiera han logrado el apoyo de sus dos aliados habituales, República Checa y Eslovaquia, con los que forman el grupo conocido como Visegrado. El bloqueo de los presupuestos, además, puede suponer para Orbán y Morawiecki la pérdida de apoyos en otras capitales si la llegada de las ayudas se retrasa en exceso. Orbán, además, se enfrenta a la posible expulsión de su formación del Partido Popular Europeo, una decisión paralizada durante meses gracias, en parte, a la cobertura ofrecida por los conservadores alemanes. Un apoyo que correría peligro si Orbán frustra el fondo de recuperación, uno de los grandes proyectos europeos de Merkel.


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