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Europa debe seguir siendo pionera en la conquista espacial



Los nuevos lanzadores europeos Ariane 6 y Vega C despegarán el próximo año del Centro Espacial Guayanés, el puerto espacial de Europa. La culminación de estos grandes proyectos pone de manifiesto el dinamismo de nuestro sector espacial y abre un nuevo capítulo en la historia de los cohetes europeos. Ariane es una aventura única. Desde su primer lanzamiento el 24 de diciembre de 1979, ha puesto en órbita 445 satélites en 247 vuelos. El día de mañana, 13 países europeos seguirán colaborando en su construcción; a la cabeza de este grupo están Francia, Alemania e Italia. Desde 2012, Vega, el lanzador ligero de nuestra familia de cohetes europeos, ha escrito un nuevo capítulo en esta fabulosa historia, con 14 vuelos consecutivos con éxito y 28 satélites puestos en órbita.
La demanda de servicios basados en satélites seguirá aumentando, al igual que nuestra dependencia de los mismos. Con una población mundial que crece muy rápidamente, una movilidad cada vez mayor de la gente, la aparición de nuevas tecnologías como el blockchain o la inteligencia artificial, los desafíos que plantea el calentamiento global y la brecha digital, o la adopción global del internet de los objetos, el acceso al espacio será cada vez más necesario. Para enfrentar estos retos, es esencial que Europa cuente con un acceso al espacio fiable, competitivo y disponible. Aunque cuente con un patrimonio sólido sobre el que construir el futuro, también debe transformarse y acelerar el ritmo.
Dentro de unos días, los europeos votarán a sus representantes en el Parlamento para elegir qué Europa quieren para los próximos cinco años: ¿quieren una Europa innovadora o una Europa que se estanca, que abandona sus ambiciones y todo lo que ha construido a lo largo de los años? El sector espacial europeo es un modelo de la Europa intrépida, y la historia nos ha dado la razón. 
Incluso antes de que la Unión Europea adoptara una política espacial con el Tratado de Lisboa de 2007, varios Estados europeos se reunieron alrededor de la Agencia Espacial Europea (ESA) para garantizar un acceso independiente al espacio. Su determinación se ha materializado desde 1975 con el programa Ariane y, treinta años más tarde, con el lanzador Vega. Bajo los auspicios de Arianespace, han cosechado numerosos e importantes éxitos con operadores de satélites de todo el mundo y han garantizado a los europeos una solución de lanzamiento para sus propias misiones de telecomunicaciones, de observación de la Tierra, misiones científicas o de navegación. La capacidad y la independencia de Europa en el espacio han permitido afirmar la competencia europea en todos los segmentos de actividad de este sector, desde la industria hasta los servicios; los lanzadores europeos han sido uno de los factores clave de todos estos avances.
Como símbolos de nuestra capacidad de unirnos para innovar y convertir a Europa en un actor internacional de primer orden, los lanzadores han traído consigo toda una industria espacial que ahora cuenta con más de 40.000 puestos de trabajo directos altamente cualificados. Para continuar esta gran aventura europea se necesitan decisiones ambiciosas: nuestro modelo espacial se ve amenazado por la competencia de Estados Unidos y China, cuyas ambiciones se basan en un aumento exponencial de los presupuestos públicos civiles y militares, para sacar provecho de un mercado espacial que se triplicará en los próximos veinte años.
Invitamos a los futuros parlamentarios europeos, que tendrán que confirmar el presupuesto espacial de Europa para la década de 2020, así como a los Estados miembros de la ESA, que se reunirán en Sevilla a finales de año, a tomar decisiones sobre la hoja de ruta de los lanzadores Ariane y Vega: juntos, mantengamos nuestro compromiso, con un acceso europeo independiente al espacio, y sigamos siendo pioneros en la conquista espacial. 
El espacio será la clave para afrontar los retos del siglo XXI, gracias a los satélites científicos y a los vuelos tripulados que nos ayudan a comprender mejor nuestro universo, a los satélites que conectan a los ciudadanos y reducen la brecha digital, a los que garantizan nuestra seguridad a través de imágenes de alta precisión y de comunicaciones seguras, y a los que contribuyen de forma decisiva al futuro de nuestro planeta (estudios climáticos, prevención de catástrofes, agricultura sostenible, etc.). 
Solo una Europa unida y solidaria tiene el tamaño crítico para hacer frente a los retos a los que se enfrenta el sector espacial europeo. El programa Galileo nos permite beneficiar del sistema de posicionamiento por satélite más eficaz del mundo y otro programa de la Comisión, el sistema Copernicus, es el mayor proveedor de datos de observación de la Tierra. Sigamos poniendo el espacio al servicio de una vida mejor en la Tierra e impulsando nuestro ecosistema al combinar la Buy European Act con programas nuevos y ambiciosos sobre conectividad, seguridad y clima. Europa también debe seguir inspirando sueños: sería muy emocionante que un astronauta europeo volara al espacio desde Kourou. 
Los lanzadores precisan tecnologías cada vez más innovadoras para mantenerse en la carrera: nuevos materiales ligeros para lanzadores cada vez más eficientes, tecnologías que preparen el camino para motores de bajo coste o la capacidad de reutilizar componentes del cohete, si el número de lanzamientos lo justifica. A partir de este año, será necesario movilizar fondos para garantizar el éxito de Ariane 6 y Vega C, mientras se preparan las evoluciones de nuestros lanzadores para el horizonte 2030.
Por último, la industria debe ser capaz de organizarse de manera más flexible que en la actualidad. Nuestras industrias tienen una necesidad vital de exportar con éxito a mercados cada vez más exigentes. Deseamos trabajar con los Estados y sus agencias para fortalecer la competitividad de nuestros lanzadores con los futuros avances tecnológicos, pero también, como contratistas principales, mediante la creación de una organización cada vez más optimizada con nuestros socios industriales.
El espacio es una gran fuente de oportunidades que aprovecharemos todos juntos para construir una vida mejor en la Tierra. Nuestra visión no es la de un espacio del Lejano Oeste deseado por ciertos actores. Queremos un espacio sostenible para un futuro sostenible en la Tierra. La industria espacial europea que estamos construyendo encarna una Europa unida en la diversidad, una Europa que se atreve a afrontar los retos del mañana. Este es el espacio y el futuro que queremos para Europa.
Stéphane Israël es CEO de Arianespace, André-Hubert Roussel es CEO de ArianeGroup, Pierre Godart es CEO de ArianeGroup Alemania y Giulio Ranzo es CEO de Avio.
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