Rezaban por justicia y para que ni un solo menor migrante más muera en custodia del Gobierno. Activistas y líderes de fe se reunieron en la capital estadounidense el jueves para exigirle al Gobierno que rinda cuentas por esas muertes.
“El Gobierno tiene que hacer investigaciones de por qué fallecieron estos niños y proveer mayor supervisión para que esto no vuelva a pasar”, dijo la activista Sandra Ovalle.
Apenas el miércoles se reveló que una niña salvadoreña de 10 años murió en custodia de autoridades migratorias en septiembre de 2018, un caso que el Gobierno no había revelado previamente.
Con ella son seis los menores que han muerto durante los últimos ocho meses. El último caso fue el de un joven guatemalteco de 16 años que falleció esta semana tras haber cruzado la frontera y ser diagnosticado con influenza.
Su familia exige respuestas. “No hay información, saber por qué se murió, eso es lo que quiero saber”, pidió la madre del menor.
Las muertes están generando preguntas fuertes de políticos en Washington. Precisamente en el Senado este miércoles, un demócrata le preguntó al director interino del Departamento de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, si todo menor en custodia contaba con acceso a un pediatra, a lo que solo respondió con un “no”. Dijo, sin embargo, que existía un protocolo para mandar a un menor a un hospital cuando es necesario.
La Casa Blanca le ha pedido al Congreso que apruebe más de mil millones de dólares para la situación en la frontera. Los políticos aún no han pautado un voto sobre ese dinero.
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