El analista político Sergio Aguayo dijo que existe la duda sobre si el Estado mexicano enfrentará esta tragedia o la evadirá como lo ha hecho por décadas.
Nareida Avilés, hija de Epifanio Avilés Rojas, primer desaparecido político por el Ejército Mexicano (en 1969), exigió la aparición con vida de su padre.
“Queremos justicia, no lo olvidamos, y seguimos pidiendo que lo aparezcan vivo, porque vivo se lo llevaron y vivo lo queremos”, dijo.
El domingo pasado se cumplieron 50 años de la ausencia de Epifanio Avilés Rojas, quien es la primer persona en la lista del Comité Eureka, y con quien se comienza a nombrar la desaparición forzada como un crimen cometido por agentes del Estado.
En Mesa Política, su hija, Nereida Avilés, recordó que tenía ocho años cuando desaparecieron a su padre en el municipio de Coyuca de Catalán, Guerrero.
“Llegó gente armada a nuestra casa y empezaron a revisar todo, hicieron un desastre, se robaron cosas, preguntaron por mi papá, por mi tío Florentino, precisamente, eso yo lo escuchaba. Después de que se fueron, se llevaron cosas, no lo encontraron ahí.
“Pregunté a mi madre qué pasaba, ella no nos quiso decir, nos dijo que mi papá se había ido a Guerrero, pero posteriormente nos dábamos cuenta que mi madre salía mucho y llegaba muy noche a la casa, y nos tuvo que comentar que a mi papá se lo había llevado el Ejército y que no sabía de él, que no sabía que habían hecho con él”, abundó.
Comentó que pese a que su madre, Braulia Jaimes, acudió al Campo Militar número 1, a la policía y medios de comunicación, “jamás, a la fecha, nos han dado razón de qué hicieron con mi padre”.
Nereida Avilés agregó que vivir sin su padre fue muy difícil para ella, sus dos hermanos y su madre, quien en medio de la incertidumbre por lo que había pasado con su esposo, tuvo que empezar a trabajar para sostener a su familia.
“Primero empezó vendiendo gelatinas, después tuvo una cremería en un mercado y así fue como nos sacó adelante, siempre haciéndonos falta nuestro padre, en cualquier momento”, recordó.
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Al respecto, el analista político Sergio Aguayo observó que el Estado Mexicano ha hecho hasta lo imposible por evadir su responsabilidad en el caso de los desaparecidos.
“Ha puesto trabas, ha ocultado información, en fin, le ha apostado al cansancio de las víctimas, ha sido una guerra casi silenciosa que ha durado décadas.
En este sentido, consideró que falta saber si el Estado Mexicano está dispuesto a enfrentar esa tragedia que lleva 50 años.
Recordó que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que abriría todos los archivos de las dependencias que se relacionaran con violaciones a los derechos humanos.
Para cumplir con ese compromiso, indicó Aguayo, el Gobierno Federal debe dar más recursos al Archivo General de la Nación.
El historiador Lorenzo Meyer afirmó que está muy bien que el caso de Epifanio Avilés sea puesto como número uno, aunque es bien sabido que antes hubo más desapariciones que no fueron documentadas.
“Los enemigos de la estructura de autoridad desaparecen desde hace mucho tiempo… Simplemente recuerdo la segunda parte de la Guerra Cristera, que se llevó a cabo porque estaban desapareciendo. Después de haber llegado a un acuerdo, entre la Iglesia, el gobierno y los cristeros empezaron a desaparecer a los jefes cristeros.
“Luego viene la guerra y ahí se tomaban prisioneros y se les fusilaba en 24 horas, muchas veces después de sacarles la información bajo tortura y esto es en los 30’s, en el gobierno de Lázaro Cárdenas, que es uno de los menos represores que hemos tenido”, señaló.
Con estas referencias, el historiador dijo que es una práctica de la autoridad mexicana el desaparecer a sus adversarios.
“La lista sigue creciendo para horror y vergüenza de la sociedad mexicana. No hay un horizonte donde se diga ya se va a acabar esto”, anotó.
Respecto a la discusión sobre la Guardia Nacional en el Congreso de la Unión, Meyer consideró que México enfrenta una crisis de inseguridad cuando se supone que todas las instituciones están funcionando bien.
Comentó que la recuperación del terreno perdido pasa inevitablemente por el ejercicio de la fuerza, ya se usó por parte del gobierno de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto de una manera bastante ineficaz, y “ahora se trata de usar el mismo instrumento, porque no hay otro, para hacerle frente al problema con una nueva estrategia y una nueva fórmula, que es la Guardia Nacional”.
Consideró que en la puesta en marcha de la Guardia Nacional, López Obrador es quien asume el mayor riesgo, porque él es el jefe y él puso a quienes van a quedar al frente.
En su opinión, el comportamiento del Ejército depende de su jefe inmediato, por lo que tiene que ser muy claro en sus instrucciones.
A continuación la Mesa Política: