El aeropuerto de Málaga era, a primera hora de la tarde de hoy lunes, un lugar feliz. Los rostros agotados después de una semana extenuante dejaban espacio a las sonrisas. El café en vena tras una noche larga se mezclaba con los recuerdos de dos grandes triunfos.
Las expediciones de Castellón y Sabadell volvían a casa tras conquistar el ascenso a Segunda. “Todo el mundo que juega al fútbol sueña con vivir algo así”, afirma Joseba Muguruza, que junto a los también exrealistas Adrián
Lapeña y Kako
Sanz, lograron devolver al cuadro albinegro a la categoría diez años después. “Siempre lo ves desde fuera y poder disfrutarlo desde dentro… Estoy muy feliz”.
Un sentimiento que compartía Josu
Ozkoidi, también canterano txuri urdin, que logra el ascenso en su tercera temporada como futbolista del Sabadell. La Segunda División espera al donostiarra después de superar los 300 encuentros en la categoría de bronce. “No sabía cuántos partidos llevaba, pero sí que son once temporadas. Hay gente que no lo puede vivir y yo con 30 años, cuando mejor me encuentro, he podido conseguirlo, y la verdad es que ahora mismo… Creo que no me hago a la idea, es un subidón”.
Premios que llegan después de una semana de auténtica locura. Como campeón de grupo, el Castellón tuvo la opción de finiquitar el ascenso en su primer partido. Cayó contra el Logroñés en penaltis.
“Lo tuvimos en la mano (fueron 70 minutos por delante, con gol de Lapeña) y se nos fue por un error”, explica Muguruza. “Fue un momento complicado pero estábamos mentalizados. Una vez se te puede escapar, pero dos, no”.
El Castellón derrotó al Santa Eulalia en la prórroga (1-0) y superó al Cornellá en el duelo decisivo (1-0). “Es un rival que te somete con muchos centros, remates… Era complicado pero desde dentro yo estaba bastante tranquilo, porque veía que lo teníamos controlado. Nunca te puedes confiar pero lo hicimos bien”.
Con el pitido final llegó la locura y el ‘Pam, Pam, Orellet’. “Es nuestro grito de guerra”, detalla Muguruza. “Significa que vas a la guerra. Antes de los partidos, en el vestuario, lo gritamos. En Castellón, cada vez que te ven por la calle, los aficionados te lo gritan. Va en la sangre albinegra”.
Un grito que, además de Muguruza, entonaron Lapeña y Sanz. “En enero tuve la suerte de reencontrarme con ellos. Cuando la dirección deportiva me preguntó, les dije que los trajeran, que nos iban a ayudar mucho. Me alegra haberlo disfrutado con ellos”.
Con pie y medio fuera
El camino del Sabadell también tuvo curvas. “El formato lo ha hecho todo mucho más intenso”, reconoce Ozkoidi. “Era como un Mundial, nadie quería cometer un error porque no había partido de vuelta. Han sido los tres partidos más importantes de mi carrera”.
En las dos primeras eliminatorias, contra Atlético B y Culutral, estuvieron a un penalti de quedar fuera. “Nuestro portero (Ian
Mackay) estuvo espectacular”. Las dos tandas dieron paso al choque definitivo contra el Barça B. Al descanso, el Sabadell perdía 1-0. “Pero mirabas las caras y estábamos convencidos de que íbamos a remontar. Fue el partido que mejor nos salió. Teníamos que seguir igual y no fallar las que tuviésemos. Marcamos a balón parado, el Barça pegó un poco el bajonazo y lo aprovechamos”.
1-2, final y el delirio. “No te haces a la idea”, recuerda. “Yo me quedé en shock. Vi a toda la gente correr y yo lo primero que hice fue dar la mano a algunos rivales que estaban cerca porque estaba como ido. Luego ya te abraza uno de tu equipo, otro, ves al ‘presi’ como loco, empiezas a gritar, a saltar,… Es que somos una familia”.
Hace poco más de un año, Muguruza y Ozkoidi lucharon hasta la última jornada para evitar el descenso a Tercera de sus equipos. El domingo ambos, con contrato en vigor para el curso que viene, se dieron su primer baño de plata.
Dos laterales de nuevo cuño
Las carreras Josu Ozkoidi y Joseba Muguruza guardan una similitud curiosa: a ambos les ha tocado reconvertirse a lateral. “Yo toda mi vida he sido mediapunta y de los puros”, apunta el del Sabadell. “Pero el fútbol va cambiando. hubo una baja y el entrenador que tuve aquí al principio, Seligrat, me dijo que me veía posibilidades. Me encontré a gusto y ahí sigo”.
“Yo siempre he jugado de extremo y me considero un jugador ofensivo, pero me pongan donde pongan voy a intentar hacerlo lo mejor posible”, explica Muguruza. “Yo donde soy feliz es en el campo, jugando”.
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