No dijo nada en la primera parte y lo gritó todo en la segunda. El fenómeno Erling Haaland y sus desproporcionadas dimensiones, medido con un hat-trick en 19 minutos, dirigió el ejercicio de fútbol y pasión, el éxtasis en forma de remontada de un Manchester City que perdía 0-2 en el descanso, atrapado en el meditado y ordenado plan del Crystal Palace. Pero, en una fusión de la vieja esencia de Guardiola y la nueva, del toque y del galope, de la finura del centrocampista y la ambición desordenada del delantero voraz, el júbilo floreció en el Etihad Stadium en la segunda parte.
Bernardo Silva, al que el City ama y reclama clamen lo que clamen desde Can Barça, puso la primera piedra y sobre ella Haaland levantó un monumento a las remontadas con un hat-trick en 19 minutos. Un necesario homenaje también a la figura de delantero centro puro sobre la que Guardiola quiere cimentar el siguiente estado en la incesante evolución de su fútbol. Qué le diría al noruego en el descanso, que se ausentó en la primera mitad y lo acaparó todo en la segunda. Asuntos de locos, uno del gol y otro de la pizarra.
Manchester city
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CRYSTAL PALACE
4.- Manchester City: Ederson; Walker, Dias, Stones, Cancelo (Gündogan, m. 61); De Bruyne (Palmer, m. 89), Rodri, Bernardo Silva; Mahrez (Julián Álvarez, m. 61), Haaland (Sergio Gómez, m. 84) y Foden.
2.- Crystal Palace: Guaita; Clyne (Olise, m. 74), Ward, Andersen, Guehi, Mitchell (Richards, m. 57); Ayew (Mateta, m. 74), Doucoure, Schlupp, Eze; y Edouard (Hughes, m. 67).
Goles: 0-1, m. 4: Stones, en propia puerta; 0-2, m. 21: Andersen; 1-2, m. 52: Bernardo Silva; 2-2, m. 62: Haaland; 3-2, m. 70: Haaland; 4-2, m. 81: Haaland.
Árbitro: Graham Scott. Mostró cartulina amarilla a Foden (m. 86) por parte del Manchester City y a Mateta (m. 86) y a Guehi (m. 88) por parte del Crystal Palace.
Incidencias: partido correspondiente a la cuarta jornada de la Premier League de Inglaterra disputado en el Etihad Stadium ante cerca de 50.000 espectadores.
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El inicio no hacía prever semejante locura. El Crystal Palace aplicó todos los principios sagrados dentro de la trilogía de pautas que se requieren para sorprender a equipos de la identidad y el poderío del City: solidez, contraataque y balón parado. Y este último dio todo el sentido a la propuesta de ‘The Eagles’. Los de Patrick Vieira se apresuraron en causar impresión al City desde la estrategia. Un centro lateral fue embocado en propia puerta por Stones sin haberse cumplido el minuto 2. Pasarán los años y, beneficiándose de la infinita creatividad de Guardiola, los ‘citizens’ se enriquecerán cada vez más en el aspecto ofensivo pero continuarán padeciendo en los centros laterales, endeblez tan bien explorada y explotada por el Liverpool todos estos años.
El City se dispuso a recitar el libreto para desmadejar graníticos sistemas defensivos como era el caso del Crystal Palace, que tan rápido se había estrenado en el marcador que no había tenido tiempo de presentar su complejo plan defensivo dispuesto en un poblado 5-4-1, armónicos los de Vieira en todos los aspectos sin balón. Para bascular y para cerrar dentro, para ayudarse mutuamente y para ocupar bien los espacios en todas las alturas para detectar todo movimiento ‘citizen’.
No obstante, salvo un balón pinchado por Haaland dentro del área sin consecuencias en un desmarque en profundidad, el City apenas tuvo unos minutos para presentar su propuesta porque el Crystal Palace se afanó en angustiar más a los de Guardiola. A los 20 minutos, Andersen batió a Ederson en un córner y a inquietud iba en aumento en el Etihad Stadium. Otro vez el balón parado, otro centro. El defecto por donde se pierden todas las virtudes del Manchester City.
Detenida la avalancha inicial, el conjunto de Guardiola pudo empezar a leer con más calma el sistema defensivo de Vieira, que aún así lo adivinaba todo. El City, convencido de que el desequilibrio estaba en el llamado ‘espacio indefendible’ por parte del de Santpedor, intentó filtrar balones al espacio que se creaba entre carrilero y central, sobre todo por banda derecha, donde se intercambiaban los papeles de receptor en la línea de cal y rompedor al espacio Mahrez, Bernardo Silva y De Bruyne. Proliferaron los centros, pero sin rematador salvo en un cabezazo de Foden hacia el final del primer tiempo.
Enjaulado entre el tridente de centrales del Crystal Palace y el doble pivote, sin que le proveyeran de centros y sin que bajara a recibir, Haaland estuvo ausente en los primeros 45 minutos mientras, en el otro bando, Édouard -el delantero de los ‘Eagles’-, impartía cátedra sobre cómo oxigenar a tu equipo cuando es dominado. El punta aguantaba el balón, contemporizando el juego y oxigenando a sus compañeros. El cuadro de Vieira, con buen gusto, lograba alargar las posesiones y jugar a uno o dos toques en ocasiones para superar la presión post-pérdida del City. Acostumbrado a amasar el balón, nada le podía crear más ansiedad a los ‘Sky Blues’ que le interrumpieran en la posesión.
Y empezó a emanar el Manchester City susurrado por las sabias decisiones de Pep, el genio del genial Haaland y todo el convincente relato del Crystal Palace se deshizo para que se impusiera la inquebrantable palabra de los ‘Sky Blues’ para trazar remontadas con los tres gritos del intenso y salvaje Haaland y otro del suave Bernardo Silva. Trasladado de a banda derecha, el deseo del Barça recibió en el costado derecho liberado de marca después de que Mahrez arrastrara al insuperable Mitchell con su movimiento dentro. Disparo clínico ajustado al palo para desatar el júbilo en el Etihad Stadium y el éxtasis en el juego del City.
La presencia permanente de Bernardo en banda derecha, la mayor participación de Haaland en el juego asociativo y la mayor velocidad imprimida al juego promovieron la mejora en el fútbol de los ‘citizens’, que alcanzaron también el fútbol a través de lo anímico con esta remontada trazada en 17 minutos entre el tanto de Silva y el segundo del ex del Dortmund. De hecho, baja la moral a cualquiera el fenómeno Haaland, que esperó para expresarse en tromba, tres tantos en 19 minutos. Gol de cabeceador de élite a centro de Foden en el 62′, de oportunista tras combinación en corto en el 70′ y de delantero frío y preciso en el 81′ recogiendo un pase al espacio y besando la red tras proteger con el cuerpo.
Lo que el Crystal Palace había construido en 45 minutos, el City lo derruyó en 20. Porque así lo decidió Erling Haaland, decidido parece a iniciar un imponente mandato en la Premier League.