WASHINGTON – Las fuerzas del orden estaban en alerta máxima el jueves alrededor del Capitolio estadounidense después de que inteligencia descubrió un “posible complot” de un grupo de milicias para asaltar el edificio icónico nuevamente, dos meses después de que una multitud de partidarios de Donald Trump rompiera ventanas y puertas para intentar detener la certificación de la victoria del ahora presidente Joe Biden.
La Cámara de Representantes anunció que cancelaba las sesiones para este jueves por lo que se apuraron para votar un par de legislaciones la noche del miércoles.
La nueva amenaza parece estar relacionada con una teoría fantasiosa de extrema derecha, promovida principalmente por partidarios de QAnon, de que el expresidente Trump volverá al poder el 4 de marzo y que miles irán a Washington DC para tratar de destituir a los demócratas de su cargo. El 4 de marzo fue el día de la inauguración presidencial original hasta 1933, cuando se trasladó al 20 de enero.
Las autoridades detectaron intercambios por internet entre miembros de Three Percenters, un grupo de milicias antigubernamentales, sobre posibles complots contra el Capitolio el jueves, según dos personas al tanto del tema y que hablaron bajo condición de anonimato. Miembros de Three Percenters se encontraban entre los extremistas que irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero.
Se supo de la amenaza mientras la policía del Capitolio y otras agencias de seguridad eran criticadas en audiencias en el Congreso por su fallida respuesta en los disturbios del 6 de enero. La policía estaba mal preparada para los violentos partidarios de Trump e incluso los refuerzos de la Guardia Nacional tardaron horas en llegar. Para entonces, la turba había irrumpido y vagaba por los pasillos durante horas.
La letra Q, en mayúscula, ha cobrado protagonismo en las recientes elecciones estadounidenses, a menudo visible en pancartas y camisetas en los mítines de Donald Trump. Identifica al colectivo QAnon, cuyos seguidores creen en una serie de teorías de la conspiración.
La guardia a cargo de la seguridad del palacio legislativo advirtió en un comunicado que “está al tanto y preparada para cualquier amenaza potencial hacia los miembros del Congreso o hacia el complejo del Capitolio”.
Los legisladores, el personal del Congreso y las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley todavía están nerviosos después del ataque del 6 de enero, aunque la seguridad alrededor del Capitolio se mantiene en un nivel sin precedentes.
La Policía del Capitolio “está enterada y preparada ante cualquier amenaza potencial contra miembros del Congreso o contra el complejo del Capitolio”, dijo el miércoles en un comunicado. “Hemos obtenido información de un posible complot por parte de una milicia identificada para asaltar el Capitolio el jueves 4 de marzo”.
El mensaje marca un agudo contraste con un aviso previo enviado a congresistas hace pocos días por el encargado de orden legislativo, según el cual la Policía del Capitolio “no tiene indicio alguno de que grupos estén planeando ir a Washington D.C. a protestas o cometer actos de violencia”.
La Policía del Capitolio dice que ha reforzado la seguridad en el perímetro del recinto, erigiendo barreras coronadas con alambre de cuchillas y manteniendo la presencia de efectivos de la Guardia Nacional. El comunicado aseguró que la guardia legislativa “se está tomando en serio la amenaza” pero no dio más detalles.