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F1 2019 es tan bueno que lo malo parece muy malo

Nunca podremos saber por qué los videojuegos muy dirigidos a un determinado sector solemos valorarlos con otra vara de medir. No me refiero a que se les suba o baje la nota respecto a otros lanzamientos más exitosos o conocidos, sino a que, como prensa, tendemos a exigir que lo esencial sea muy bueno (quizá mejor que la mecánica esencial en juegos para un público más amplio) y lo cuidados que estén los detalles resulta más secundario en comparación a obras de otro calado.

Como crítico, admito que he entrado en este círculo a la hora de valorar juegos de nicho, pero estoy fervientemente convencido de que no debe ser así. Si bien no sería justo pedirle lo mismo que a un triple A con ventas millonarias -porque no va a conseguir ese número de ventas y su desarrollo es más mediano que grande-, creo que debemos ir más allá de lo específico con estos lanzamientos y entender que hay decisiones que toman los estudios que van más allá de disponer de mayor capital o amplios periodos de desarrollo.

En el caso de F1 2019, me gusta poder afirmar que el título de conducción de Codemasters es el mejor videojuego de Fórmula 1 nunca lanzado. Parece evidente que debiera ser así, dado que es la más reciente entrega, pero os sorprendería ver la cantidad de casos en los que no se cumple esta condición.







F1 2019 mantiene ese manejo divertido que, lejos de buscar la simulación, sí ayuda a sumergir al jugador en la experiencia de que está a los mandos de una máquina tecnológicamente superior a cualquier otro vehículo terrestre y que, pese a ello, está domándola y yendo rápido por trazados a primera vista complejos. Además, bien la experiencia para un jugador estaba lo bastante cubierta en entregas pasadas, en esta ocasión el multijugador se ha potenciado con una suerte

de eventos programados y ligas que nos ayudan a recordar a los exitosos sistemas de iRacing o Gran Turismo Sport
, además de contar con una superlicencia que ayuda a segmentar grupos de pilotos y de tener, por primera vez, la posibilidad de editar un monoplaza propio, así como personalizar a tu piloto. Como añadido, los coches clásicos y la inclusión de la F2 conforman uno de los videojuegos con licencia oficial más completos que hemos visto nunca. Y no lo voy a negar: encima se ve increíblemente bien.

Por eso, me produce profunda rabia no poder estar hablando de un videojuego de matrícula. Recuerdo que Fight Night Champion, aquel título de boxeo de Electronic Arts, dejaba más ese poso que F1 2019, cuando no debería, al menos, por nivel de contenidos y fidelidad. Pero es que aquella narrativa de Champion potenciaba las virtudes del juego como pocas veces se ha vuelto a lograr en el género deportivo. El de Codemasters, por su parte, intenta introducir algo más de miga en el modo carrera profesional con la inclusión de un par de pilotos inventados (tu compañero y tu rival) y tres situaciones específicas en F2 que demuestran la evolución del estudio con la saga, pero que, lamentablemente, no parecen de esta época. Los diálogos son vacuos, los perfiles están repletos de clichés y da igual lo que hagas, que la recompensa de elegir el equipo que quieras de Fórmula 1 te la darán igual. La inclusión de este añadido nos ayuda a ver que están trabajando en nuevas fórmulas para evolucionar pero, sinceramente, si no estuviera no se le vería tanto el cartón.





El detalle en la recreación de los monoplazas es excelso

F1 2019 es tan bueno en lo que atañe a la pista como antiguo en lo que está fuera de ella. Entrevistas con preguntas genéricas que poco tienen que ver con la realidad, respuestas blancas y evidentes cuyas consecuencias no se trasladan más allá de llevar una barrita para un lado o para otro, conversaciones de radio impropias de lo que los aficionados escuchan cada fin de semana… Y todo ello rodeado por rostros genéricos para tu piloto, cascos sin publicidad o vinilos (es fuerte el contraste respecto a tu compañero de equipo, más cuando existen patrocinadores inventados en los coches del online) y sanciones automáticas que no tienen nada que ver con la lógica real de la competición (que te exijan devolver la posición a un piloto que se ha estrellado por adelantarle con bandera amarilla es directamente ridículo).

Todos estos detalles, como no poder seleccionar a partir de qué punto quieres ver una repetición (si has hecho una carrera de sesenta vueltas, debes viajar a cámara rápida desde la salida del Gran Premio hasta el momento que desees), hacen que todo lo bueno que tiene F1 2019 quede empañado por malas decisiones que parecen tener una simple solución. Consultar a los usuarios y contratar a un guionista debería ser suficiente para que el juego de Codemasters no palidezca de lo que no es. Uno podría pensar que con este tipo de detalles estamos ante otro más de los videojuegos deportivos con licencia que salen como churros cada año. Y no: F1 2019 es el mejor título de la franquicia y una de las opciones más serias del género de conducción, por lo pulido de su gameplay y sus avances en el multijugador, hasta ahora solo al alcance de muy pocos simuladores.

Qué rabia.


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