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Fallece Españeta, exutillero y mito del valencianismo

Pocas veces en la historia del fútbol un utilero se ha convertido para la afición en un personaje de un calado mayor que el de muchos jugadores, entrenadores o dirigentes como ha sucedido con Bernardo España “Españeta”, fallecido este miércoles, pero que en sus más de cuatro décadas en el Valencia CF ha llegado a representar la esencia del club más allá de victorias y derrotas o títulos y fracasos.

La afición del Valencia, como la de cada club, tiene sus ídolos, sus preferencias y sus caprichos, pero en el caso del Valencia todo lo posotivoello confluía en Españeta, que se ha ido a los 82 años tras una enfermedad complicada, después de haber congregado durante mucho tiempo el afecto, sin distinción, de todos los valencianistas.

Con vocación de futbolista desde la niñez, diferentes circunstancias impidieron que Bernardo España, nacido en 1938 en Valencia, pudiera cumplir su deseo de ser jugador, pero no el de vincularse desde joven al fútbol y completar hasta bien entrado el siglo XXI una trayectoria importante en el Valencia.

Suya ha sido la capacidad de mantener guardados la mayoría de los secretos del vestuario del Valencia que se han ido con él desde la época de Pepe Claramunt, Mario Kempes o Ricardo Arias hasta la del equipo campeón de Liga en 2002 o 2004, cuando en el club jugaban futbolistas como Amadeo Carboni, Santi Cañizares, Rubén Baraja o David Albelda.

Fue un trabajador incansable, un viajero constante que no faltaba en ningún desplazamiento y que desde bien temprano en los días de partido fuera de casa ya estaba en el estadio del rival para preparar en el vestuario el equipaje de los jugadores con el objetivo de que todo estuviera dispuesto por la tarde para la disputa del encuentro.

Nadie en el valencianismo ha tenido una palabra en su contra y todos guardan en su corazón las anécdotas compartidas con España, cuya pericia para firmar los autógrafos de los jugadores y los balones de toda la plantilla era de sobra conocida, pero que con el paso del tiempo le permitió llegar a firmar personalmente, como héroe de su afición, muchos más autógrafos que algunos de los futbolistas del equipo.

En 2003, poco después de que el Valencia hubiera ganado la Liga de 2002 y antes de que se impusiera en la de 2004, se publicó una biografía titulada “Españeta. Memorias secretas del Valencia CF”, escrita por el periodista Federico Chaine, prologada por Alfredo di Stéfano, con el que trabajó en el club, y publicada por Carena Editors.

En ese libro, queda claro la figura de Bernardo España trascendió a la de utilero para convertirse en psicólogo, confesor y asesor de muchos de los jugadores que han pasado por el vestuario del club valenciano.

Su favorito era Mario Kempes, que llegó en 1976 y se fue en 1984, al que además de gran amigo y “hermano” consideraba el mejor futbolista de los que han pasado por el club y al que le firmaba no solo autógrafos, sino los cheques bancarios, sin olvidar el toque de balón de Daniel Solsona o Javier Subirats o la capacidad para defender a sus compañeros de Ángel Castellanos.

Para Españeta, el mejor entrenador que vio al frente del Valencia fue Alfredo di Stéfano, quien era, además, el más divertido, pero también el que mantenía una peor relación con la directiva y que pasó por el club en tres etapas.

En sus recuerdos estaban Vicente Peris, fallecido en 1972, como mejor directivo, el descenso a Segunda División de 1986 como el peor momento y la Liga conseguida en 2002 como el de la alegría más grande que ha vivido en el club.

A partir de 2003, momento en el que cumplió 65 años, su actividad en el Valencia menguó, pero no desapareció, ya que hasta 2016 mantuvo encendida la antorcha tras haber recibido la insignia de oro y brillantes en 2014. EFE


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