“Los presidentes de la Real tenemos que dar las gracias por haberlo sido”. Son palabras de Iñaki Alkiza, exmáximo dirigente txuri urdin, fallecido a los 89 años de edad. El aita de Bittor fue presidente de la Real Sociedad en una época importantísima de cambios estratégicos que él mismo lideró entre 1983 y 1992, periodo en el que club logró su último título hasta el de 2021, el de Copa de 1987, en el que se tomó la controvertida decisión de fichar extranjeros al marcharse Loren al Athletic en 1989, en el que se convirtió en sociedad anónima deportiva con indudable éxito y en el que comenzaron las gestiones para el traslado de Atotxa a Anoeta, proceso que remató el grupo rector posterior, encabezado por Luis Uranga.
Iñaki Alkiza había sido jugador de la Real entre 1955 y 1961 -marcó nueve goles en 73 partidos- y directivo antes con Orbegozo. “Iñaki fue muy valiente, asumir la presidencia en aquel momento era muy difícil”, recuerda Jokin Aperribay, presidente actual de la Real, en MD. “No nos conocíamos, tuve la suerte de trabajar con él y aquello fue muy duro. Entramos en una situación muy complicada, veníamos de ganar dos Ligas y Orbegozo dijo que la Real tenía un rejón de muerte, que era Atotxa”, explica el empresario debarra. Alkiza relevó en el sillón presidencial al mítico José Luis Orbegozo, presidente de los títulos y dejó el testigo a Luis Uranga.
Iñaki Alkiza Laskibar nació en el donostiarra barrio de Herrera en 1993 y residió siempre en una casa ubicada en la carretera que sube a Altza. Aparte del fútbol, en 1979 presidió la Comisión gestora municipal de Donostia previa a las primeras elecciones municipales tras el Franquismo y fue asimismo presidente de las Juntas Generales de Gipuzkoa y candidato de EA a diputado general de Gipuzkoa.
La destitución de Ormaetxea
Para Iñaki Alkiza no fue fácil sustituir a un dirigente que lo había logrado todo con la Real, José Luis Orbegozo. Y tampoco lo fue lidiar en las mediocres campañas que siguieron a las de los títulos y la semifinal de la Copa de Europa. Llegó el momento de tener que relevar a otra leyenda como Alberto Ormaetxea y la primera decisión fue aplicar un electroshock e ir al mercado extranjero. Se barajó la opción de McNeill, técnico del Manchester City, pero no pudo ser y la alternativa fue John Toshack, preparador del Sporting de Lisboa por aquellas calendas de 1985. Fue un trauma, pero salió bien.
Tras el éxito del logro copero de 1987, Toshack propició la salida de una de las grandes leyendas del club, Roberto López Ufarte, para poder abrirle las puertas de par en par al joven Txiki Begiristain, que venía pegando fuerte. El ‘pequeño diablo’ fue traspasado al Atlético de Madrid, pero no sucedió lo mismo con José Mari Bakero, por quien el Athletic ofrecía 100 millones. Otro momento clave de su mandato llegó al año siguiente, el de los subcampeonatos. Bakero, Txiki y Luis Mari López Rekarte, que estuvieron muy discretos en la final copera ante el Barça, se dejaron seducir por el club catalán, que terminó fichándoles por 600 millones de pesetas. A cambio, el Barcelona cedió a Jon Andoni Goikoetxea.
Los años posteriores fueron de intenso trabajo en las oficinas ubicadas en el Paseo del Árbol de Gernika. En 1989, Loren se marchó al Athletic y la junta directiva txuri urdin se vio ante otra delicada deliberación que se transformó en la muy polémica decisión de fichar extranjeros, que ya había habido a principios de siglo en el equipo. Hubo quien no compartió esa postura, aunque los goles del primer elegido, John Aldridge, terminaron por cautivar a casi todos.
Anoeta y Bittor
Y, mientras comenzaba el proceso de conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva, que terminó con la propiedad muy atomizada entre pequeños accionistas, se buscaban las soluciones para el compromiso adquirido al asumir su cargo: construir un nuevo y moderno estadio que sustituyera al viejísimo Atotxa.Al final, Iñaki tuvo que claudicar y aceptar el proyecto institucional de Anoeta, con pistas de atletismo y capacidad para 32.000 espectadores. Cuando fue directivo, estuvo buscando terrenos en varios barrios de Donostia para construir el nuevo coliseo, pero ninguno cumplía las condiciones. Fue asimismo el precursor de la inclusión de publicidad en las camisetas.
En el momento en que todo esto se gestaba, asomaba por el primer equipo el vástago del entrenador, un menudo y talentoso atacante zurdo que estaba derribando la puerta a hachazos. Iñaki no quiso ser freno a la progresión de Bittor y en 1992, con el Estadio Anoeta ya en construcción, dio el paso a un lado y recibió la insignia de oro y brillantes de manos de su propio hijo en Atotxa.
Condolencias del club
La Real Sociedad ya ha mandado su mensaje de condolencia a Bittor Alkiza, su hijo, y a toda la familia y allegados del expresidente: “Hoy es un día triste para la familia txuri urdin. Ha fallecido Iñaki Alkiza, exjugador y expresidente del club. Queremos mandar un abrazo enorme tanto a su hijo Bittor como a sus familiares y allegados. Goian bego”, reza el comunicado de la Real.
El funeral, el miércoles en Herrera
Este martes por la tarde y mañana miércoles por la mañana se le velará en el tanatorio Rekalde de San Sebastián y los funerales se celebrarán este miércoles, día 17, a las 19.00 horas en la parroquia San Luis Gonzaga del barrio donostiarra de Herrera.
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