Puede que el número uno actual, Novak Djokovic (que ahora acapara titulares no por sus gestas deportivas sino por negarse a vacunarse de la covid), acabe pulverizando sus récords históricos, pero nunca podrá arrebatar a Roger Federer su merecida aureola de leyenda del tenis, ni el favor incondicional del público. Justo ahora, cuando el campeón acaba de cumplir 40 años, con la prensa desenredando de nuevo la madeja de su retirada, se publica una interesante biografía del astro suizo, Master (GeoPlaneta, 2021), escrita por Christopher Clarey, veterano cronista deportivo de The New York Times, que le retrata a través de 82 entrevistas con técnicos, preparadores físicos, agentes, rivales y el propio Federer. Una cosa deja clara el libro en sus 400 páginas: la popularidad y el afecto de los fans cotizan no sólo en el plano emocional. Cuanto más querido y famoso es un tenista, más sustanciosos son los contratos de los patrocinadores, principal fuente de ganancias en este deporte. Y ahí Federer bate todos los récords. A mediados de 2020, encabezó la lista de Forbes de los deportistas con más ingresos, con 91,3 millones de euros brutos. Clarey asegura que, al final de su exitosa carrera, el campeón será milmillonario.
Nacido en Basilea, el 8 de agosto de 1981, sus dotes innatas para el deporte le hicieron dudar entre fútbol y tenis, hasta que optó por este último a los 13 años. Un año después, los agentes de Nike ofrecían a sus padres, Robert y Lynette Federer, empleados de los laboratorios Ciba-Geigy (hoy Novartis), un lucrativo contrato, seducidos por el potencial del chaval. Y eso que su talento natural ha exigido también un enorme trabajo de pulimento para llegar a la cima. Federer era inconsistente emocionalmente y se cogía tremendas llantinas tras cada derrota, lo que requirió la ayuda de un psicólogo. Cuentan que la base de su estilo procede de Peter Carter, entrenador —muerto prematuramente— del que se deshizo pronto. También fue despedido con cierta brusquedad Peter Lundgren, otro de sus técnicos. Una decisión en la que muchos ven la mano implacable de Miroslava Mirka Vavrinec, tenista suiza de origen eslovaco con la que se casó Federer en abril de 2009 tras una larga convivencia. Gracias a ella, el tenista de los 103 títulos individuales ha sido capaz de construir una imagen de calidez humana. De la inteligencia natural de Federer (que dejó los estudios a los 16 años) y su facilidad con la raqueta hablan todos los entrevistados, incluidos sus rivales Nadal y Djokovic, a los que Clarey dedica sendos capítulos. Pero no todo es hagiográfico. Ahí está la opinión de Paul Dorochenko, fisioterapeuta y osteópata que trabajó con Roger y Mirka cuando eran jóvenes, para quien Federer “es un producto del marketing de Nike”. En cuanto a Mirka, “no es muy simpática”, dice, “pero le ha hecho mucho bien porque se ocupa de todo”. Fría, dura, capaz de decir las cosas desagradables que Federer no diría, Mirka se nos presenta como el poder en la sombra que vela por que su imagen sea siempre impecable.
Christopher Clarey
GeoPlaneta, 2021
456 páginas. 19,95 euros
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