De secar al portugués Cristiano Ronaldo en el Juventus Stadium a enfrentarse a la amenaza del argentino Lionel Messi, el uruguayo Luis Suárez o el francés Antoine Griezmann el próximo domingo en el Wanda Metropolitano, el central brasileño Felipe Monteiro afrontará dos exámenes de categoría en cinco días.
Su presencia en la defensa se ha convertido en una de las notas positivas de un Atlético de Madrid con dudas permanentes durante este curso, que encadena seis partidos consecutivos encajando gol, pero que no fue inquietado en Turín por Cristiano gracias a la sobresaliente actuación del zaguero brasileño.
El delantero luso, que ha marcado 25 goles en 34 partidos al Atlético en toda su carrera, se quedó sin ‘mojar’ el martes ante su rival favorito, y buena parte del mérito se debe al trabajo de Felipe, que contuvo las acometidas de ‘CR7’ y estuvo especialmente acertado en la segunda parte, cuando el conjunto rojiblanco estaba volcado y Ronaldo era una amenaza aún mayor al contragolpe.
Solo un disparo, y no entre los tres palos, se anotó el delantero luso en los 96 minutos de juego, según las estadísticas oficiales de la UEFA. Las anticipaciones y la contundencia de Felipe tuvieron mucho que ver en ello, de hecho en una de ellas incluso llegó a arrollar a Cristiano fuera del área, acción que fue revisada por el videoarbitraje como posible roja, y descartada por los jueces.
Aunque el Atlético no lograra un resultado positivo en el Juventus Stadium por el golazo de falta directa del argentino Paulo Dybala (1-0), el central salió reforzado de este encuentro y todo apunta a que volverá a tener una prueba de primerísima categoría el próximo domingo en el Wanda Metropolitano.
Un paso más en la consolidación en el equipo de Felipe, un central en su plenitud por edad (tiene 30 años) fichado este verano por el Atlético del Oporto a cambio de 20 millones de euros, después de haber disputado 142 partidos en tres temporadas en el conjunto luso, en una carrera tardía de progresión continua.
Su historia es curiosa: a los 14 años jugaba como delantero y no logró pasar las pruebas del Corinthians, pero el club paulista acabó fichándole años después, cuando ya tenía 21, como defensor. Allí, de la mano del hoy seleccionador brasileño Adenor Bacchi ‘Tite’, se convirtió en clave para el equipo campeón liguero de 2015.
Al Atlético llegó después de asentarse en Europa con el Oporto y con un desafío mayúsculo: paliar la marcha del uruguayo Diego Godín, un jugador histórico en la entidad y carismático en el vestuario, y poco a poco, debido a las diferentes lesiones que han asolado la zaga rojiblanca, ha ido haciéndose con un hueco.
Ha participado en 13 de los 19 partidos oficiales de esta temporada, como titular los últimos nueve de forma consecutiva, y no solo ha dejado muestras de su buena colocación, contundencia y rapidez al corte, sino también sensaciones de que su capacidad de remate aéreo le pueden convertir en un peligro en el área rival. Ocho de sus once goles en el Oporto fueron con la cabeza.
Ante un Messi en estado de gracia tal y como demostró ayer en el Camp Nou ante el Borussia Dortmund alemán, con un gol y dos asistencias a Luis Suárez y Antoine Griezmann (3-1), es muy probable que Felipe sea de la partida.
Incluso si el uruguayo José María Giménez -que afronta la última fase de la recuperación de una lesión muscular en el muslo derecho por la que se ha perdido siete partidos oficiales- le permite formar en el once del domingo, es probable que Felipe esté a su lado y el sustituido sea Mario Hermoso, cuyas actuaciones han sido irregulares.
Tendrá que exprimirse al máximo para detener a un Messi que ha marcado ocho goles en las últimas seis jornadas ligueras -solo se privó de marcar en Leganés, donde asistió a Luis Suárez en el primer gol azulgrana en Butarque-, en un contexto comprometido para el Atlético, ya que una derrota supondría quedarse a seis puntos del Barcelona, al que le falta jugar el ‘Clásico’ del 18 de diciembre.
La segunda reválida de Felipe tiene fecha y lugar: el domingo 1 de diciembre en el Wanda Metropolitano. Si saca buena nota, podría suponer su consolidación en el eje de la zaga rojiblanca, la línea de más nivel y competitividad del conjunto rojiblanco. El tribunal examinador tiene nivel: primero fue Cristiano, ahora será Messi.
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