Alexis Sánchez es un futbolista con imán. A mejor o a peor nivel, es indudable que conserva ese poder de atracción innato cada vez que cambia de club. Después de tres años en el Inter, el chileno aterrizó anoche en Marsella y se dio un baño de masas ante una afición tan pasional como la del Olympique. Cientos de personas se acercaron al aeropuerto de Marignane para darle la bienvenida al futbolista, que firma por una temporada más otra opcional.
Como una estrella de rock, Alexis Sánchez bajó de su jet privado entre cánticos y con el humo de bengalas que dieron aún más color a esa fiesta de carácter impro visado. De fondo, alguna bandera de la selección chilena para hacerle sentir como en casa. A diferencia de lo que ocurrió con Dimitri Payet al fichar por el Marsella en 2017, con solo una treintena de seguidores para recibirle, Alexis Sánchez fue un fenómeno de masas como lo fue anteriormente al fichar por el Barça, el Arsenal, el United y el Inter.
Sorprendido por el ánimo y el fervor de la gente, Alexis Sánchez tuvo que ser escoltado por parte del personal de seguridad del Marsella después de que algunos se acercaran demasiado al de Tocopilla. También hubo tiempo para escuchar insultos al PSG y a Messi en particular, enfatizando la rivalidad extrema que hay entre ambos clubes. El chileno cobrará unos tres millones de euros por temporada, la mitad que hasta ahora. Aunque tuvo buenas ofertas del Galatasaray o del Fenerbahce, priorizó seguir jugando la Champions.