“Fútbol es fútbol”, como bien decía Boskov. Un latiguillo balompédico que lo mismo vale para un roto que un descosido. Una expresión que refleja de forma más o menos fidedigna todas las incongruencias o coherencias que rodean a este deporte.
Ibai Gómez, Ibai para la familia del Athletic, fue el primer fichaje llevado a cabo por los actuales responsables deportivos e institucionales del club rojiblanco. La entidad de Ibaigane, de hecho, tuvo que desembolsar tres millones de euros para hacerse con los servicios del entonces jugador del Alavés. Un dato a tener en cuenta porque el santutxutarra quedaba libre unos meses más tarde y el club bilbaíno, de haber esperado, podía haberse ahorrado ese dinero.
En el último mercado de invierno, para más inri, el Espanyol estaba dispuesto a pagar al Athletic por el fichaje del delantero. El león también veía con buenos ojos la operación. La respuesta del cuerpo técnico y de Lezama fue negativa.
Ibai no se ha estrenado en lo que va de Liga. Últimamente ni siquiera entra en las convocatorias de 23. La llegada de Berenguer y la irrupción de Morcillo le han cerrado aún más el paso. Su caso resulta difícil de comprender porque calidad no le falta y el Athletic no es un equipo sobrado de gol u oportunidades de gol. Fútbol es fútbol
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