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Fiesta colectiva en el Bilbao Basket

La victoria del RETAbet en Sevilla podría explicarse desde distintos prismas. Hubo varios nombres propios que sobresalieron, pero sería injusto no repartir méritos. Especialmente en una cita tan atípica como fue la del San Pablo por los condicionantes previos. El Bilbao Basket funcionó como colectivo y, a partir de ahí, las piezas individuales consiguieron brillar. Relación causa-efecto. Balvin fue un tsunami que acaparó casi todos los elogios. El checo subió el nivel, la diferencia esta vez es que estuvo mejor acompañado que de costumbre.

Estaban echando en falta los hombres de negro la aportación de algunos de sus primeros espadas y frente al Betis tanto Zyskowski como Kulboka, habituales en el quinteto inicial, dieron un paso al frente. Son jugadores llamados a desempeñar un rol de peso en el equipo y no terminaban de carburar. La actuación del domingo puede suponer ese empujón anímico siempre necesario, sobre todo cuando además viene adornado con un triunfo. Fue una fiesta redonda… y colectiva.

Porque los 41 de Balvin dejaron boquiabiertos a más de uno, pero quizás sin el acierto de Zyskowski en los primeros minutos no se hubieran producido. Es jugar a baloncesto-ficción. El alero evidenció por qué viene de ser el MVP de la liga polaca. Firmó 17 puntos y 10 de los 12 primeros del RETAbet fueron suyos. Resulta una doble amenaza. Es un tirador que cuenta con una amplia gama de registros. No rehúye el cuerpo a cuerpo y no tiene ningún miedo a sumar desde el poste bajo.

No es casualidad que el enorme partido de Balvin llegara justo el día que Kulboka recuperase la puntería desde el perímetro. Todas las piezas trabajaron en sintonía. El lituano recibió en mejores posiciones que en anteriores choques y su acierto permitió liberar al checo en la zona. Causa-efecto. El ala-pívot hizo un 7/9 desde el 6,75. Sin pasar por alto que el primero fue un ‘air ball’ que hizo recordar los malos porcentajes que venía mostrando.

Se quedó en un mal recuerdo porque luego calentó la muñeca y castigó al Betis desde la distancia en momentos clave. Un triple antes del descanso, otro par en los minutos finales… La parte buena de Kulboka es que es un tirador consumado. Aunque la puntería le traicione, Mumbrú confía en sus capacidades y el de Marijampolé tiene la suficiente seguridad en sí mismo para seguir tirando hasta que el balón entre como sucedió en Sevilla. Sus 7 triples se quedaron cerca del récord del Bilbao Basket en Liga, que está en posesión de Recker (8).

Pero no solo fueron Balvin, Zyskowski y Kulboka. Rousselle y Brown se mantuvieron en su línea, mientras que la segunda unidad también puso su granito de arena en un día en el que la rotación estaba mermada. Se limitó a nueve efectivos reales. Dos Anjos y Betolaza no actuaron y Kljajic se quedó en un minuto. Serron siempre aporta un extra en intensidad y Reyes, que se llevó un par de costaladas, sabe cuáles son sus momentos, aunque sean intermitentes. Huskic comienza a demostrar su calidad cerca del aro y Moses, que continúa gozando de crédito tras la salida de Aaron Jones, ofreció unos minutos muy decentes. Una conjunción anhelada por Mumbrú. Ahora el reto es prolongarla en el tiempo.


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