“Vivo en una zona abandonada por la administración, pero desde Filomena, da pena verlo”. Iris Casco tiene 28 años y está a punto de dar a luz. De pie en la plaza frente a su casa en la UVA (Unidad Vecinal de Absorción) de Vallecas, en el barrio de Santa Eugenia, mira preocupada el móvil, repasa los avisos que ha ido dejando en la aplicación del Ayuntamiento de Madrid, que casi siete meses después de Filomena, la gran nevada que colapsó la capital, continúan marcados como “en trámite”. “Voy a dar a luz y esto es un peligro para los niños”, dice.
Casco señala el hueco entre las barandillas de seguridad que separan las dos alturas de la plaza construidas con casi dos metros de diferencia. “Se cayeron los dos pinos más grandes de esa zona sobre la barandilla, los bomberos talaron los árboles, quitaron la barandilla destrozada y pusieron una cinta para que el Ayuntamiento se hiciese cargo. Pero aquí no ha venido nadie a reemplazarla”, explica. Luego señala una enorme palmera medio tronchada y muerta que necesita de una chispa para prender fuego y a los restos de hojas y ramas sin recoger que hay amontonadas por doquier. “Ocho avisos he dejado y no dejo más para que no me tachen de pesada, pero no pararía”, asegura.
Fotos | Madrid sepultado bajo la nieve
Filomena cerró Madrid con un nevada histórica
Sus vecinos de la plaza de Martínez Olmedilla están todos en la calle, sentados en los bancos, a la fresca. Animados, conversan con el tono de voz bien alto, con tanta basura alrededor que hasta cuesta caminar sin tropezar con alguna lata. Ellos parecen no inmutarse, pero la Asociación Vecinal La Unión de la UVA de Vallecas sí que lo hace. “Realizamos un informe a principios de febrero, tras el paso del temporal Filomena, que se envió a la Junta Municipal, a la concejala del distrito y a todos los grupos municipales para su conocimiento. La concejala Concha Chapa se puso en contacto y vino a visitar la zona ella misma, hizo un video promocional diciendo que se ponían manos a la obra para ‘volver a la normalidad’ y hasta hoy”, explica Víctor Ladis, el portavoz de la asociación. “Se juntan dos cosas: el acumulado de lo que se cayó y se taló por Filomena y los hierbajos que han ido creciendo por las lluvias, que ahora en verano se secan y se puede liar parda. El Retiro seguro que está perfecto, pero esto está muy descuidado”, añade Ladis.
Latina, Carabanchel y Vallecas
Esta plaza no es la única isla abandonada a su suerte tras la nevada del siglo en la capital. Aunque la mayor parte de los parques y zonas verdes están arregladas, quedan aún huellas del temporal, sobre todo en las zonas del sur de Madrid. Como en el parque de Las Cruces, entre los distritos de Latina y Carabanchel, y en el pinar de Santa Eugenia en Vallecas, donde los vecinos también se han quejado al Ayuntamiento sin éxito. “Hemos denunciado al 010, por Línea Madrid, la Junta no nos hace caso y el área no nos contesta. Es una lucha continua”, afirma Fernando Gómez, el fundador de la Asociación Mesa del Árbol de Carabanchel.
El responsable de Medio Ambiente y Movilidad en el Grupo Municipal Socialista, Ignacio Benito, afirma que, aunque el grueso se ha retirado, “la administración no ha trabajado con las medidas suficientes, porque aún es fácil encontrar árboles tronchados”. Según el portavoz del PSOE, “el contrato de emergencia que se realizó en enero y duró hasta el 15 de marzo fue insuficiente”. Y sentencia: “Se está gestionando con medios ordinarios una situación extraordinaria”. Benito denuncia que “a pesar del riesgo de incendio que existe en verano, los medios excepcionales se retiraron demasiado pronto”.
Sin embargo, no todos los vecinos afectados por el temporal son tan críticos con el Ayuntamiento, como los que forman parte de la plataforma de defensa de la Casa de Campo, el parque más afectado por el temporal. Según los datos del área del Ayuntamiento de la que depende el Consejo Asesor del Arbolado, un órgano que se creó en abril a instancias de los tres grupos de la oposición (Más Madrid, PSOE y Vox) para proteger, conservar y mejorar el arbolado de la ciudad, Filomena hizo mella sobre el 80% de los árboles de la Casa de Campo.
“El efecto que ha tenido la gran nevada sobre este jardín histórico ha sido devastador, en especial en los pinos, afectando también a árboles singulares”, explica Joaquín Giménez de la plataforma Salvemos la Casa de Campo. Sin embargo, Giménez no se muestra crítico con el Ayuntamiento: “Estamos moderadamente satisfechos, el efecto ha sido completamente destructivo y los medios con los que se contaban eran los que eran, nosotros lo hemos vivido de una forma directa y no daban abasto, era demasiado”. Según explica, en las más de 1.700 hectáreas del parque aún quedan cicatrices de la potente borrasca, no obstante “los trabajos de recuperación se van a prologar hasta el 30 de octubre. Hay vocación por arreglar el parque tras este desastre de magnitud histórica”.
El Ayuntamiento supo estar a la altura con eficacia, eficiencia y seguridad
Borja Carabante, concejal delegado de Medio Ambiente
Desde el área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento se defienden. “Ninguna corporación había tenido que enfrentarse a un evento meteorológico tan dañino para el arbolado en la historia reciente de la ciudad. No existían protocolos de actuación”, señala un documento enviado a EL PAÍS con el encabezado Resumen Filomena, que según una portavoz corresponde a un informe municipal. “El Ayuntamiento supo estar a la altura con eficacia, eficiencia y seguridad. Madrid no ha perdido calidad en una de sus principales señas de identidad”, añade este informe que habría dicho el concejal delegado de este área, Borja Carabante.
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