Filomena y Marcelino me parecen nombres antiguos, en desuso, de los que solo se escuchan ya en los pueblos de nuestros padres y abuelos y que, sin embargo, están muy de actualidad. El primero ha marcado la información general durante varios días al propiciar la nevada más intensa que se recuerda en los últimos años, con la mala -o buena- suerte de suspenderse el partido del Wanda Metropolitano.
Las oraciones del técnico rojiblanco parece que no cayeron en saco roto. El temporal le ha permitido trabajar de continuo con su plantilla, algo fundamental para un recién llegado que quiere implantar sus ideas y métodos. No sabemos cómo estará el equipo físicamente en marzo cuando se recupere esta jornada; pero si hay opciones de que Yeray y Yuri estén en el once, habrá que dar por bueno el esperpéntico viaje perpetrado por LaLiga.
Sigo sin comprender en qué momento les hacen meterse en el avión a sabiendas de que era imposible aterrizar en Barajas. ¿Qué ganan poniendo en peligro a la gente? No lo entiendo. La decisión de aplazar fue la acertada, pero se tuvo que tomar antes.
Al final todo quedará justificado como uno de los estragos del temporal Filomena.
Otro nombre propio
El otro nombre propio que puede copar las próximas portadas es el de Marcelino García Toral que puede devolver al Athletic un título oficial tras lograrlo Valverde hace cinco años y cinco meses en esta misma competición.
Aquel trofeo tuvo mucho más mérito del que quisieron darle en Barcelona al perder la oportunidad del sextete, porque los rojiblancos se impusieron a doble partido con goleada en San Mamés y empate en el Camp Nou al que era el mejor conjunto del mundo.
Con todo lo difícil que fue aquello, veo más complicado salir campeón en este formato con la obligación de ganar, en teoría, a los dos mejores equipos de la competición: Real Madrid y Barca, sin menospreciar las opciones de la Real Sociedad, que esta noche tendrá que verse las caras con el renacido conjunto de Koeman.
Revancha.
No tenemos antecedentes ante el Real Madrid en este torneo, pero los de liga no invitan al optimismo precisamente. Afortunadamente cada partido es, o puede ser, distinto y al tratarse de otra competición puede que haya incluso un cambio de chip, más aún con un entrenador nuevo observando.
Hace escasas fechas el equipo demostró en Valdebebas que puede competir de tú a tú jugando con concentración e intensidad. Incluso con la expulsión de Raúl García, el Athletic pudo rascar algo, así que por qué no pensar que se puede apear al equipo de Zidane. En el torneo de la regularidad sabemos que los blancos le acabarán aventajando en más de 20 puntos, pero aquí hay un título en juego. Todo puede pasar y a esa máxima deben agarrarse los rojiblancos.
Source link