Una investigación publicada por Times Magazine y ProPublica reveló que el fiscal general de Estados Unidos, William P. Barr, se disculpó con el secretario Marcelo Ebrard por la detención del general Salvador Cienfuegos Zepeda.
El ex secretario de la Defensa Nacional, fue detenido el 15 de octubre de 2020, en el aeropuerto de Los Angeles, California, durante unas vacaciones familiares.
Al general Cienfuegos lo arrestaron tras ser acusado de tener vínculos con el narcotráfico. Se trató del funcionario mexicano más importante jamás acusado en un tribunal estadounidense.
Sin embargo, en sus memorias, Barr confesó que sintió que “el caso de Cienfuegos no valía la pena echar por tierra cualquier perspectiva de una cooperación más amplia con los mexicanos”.
El canciller mexicano Marcelo Ebrard confirmó la detención en un mensaje en Twitter.
Ahí, señaló que el entonces embajador estadounidense en México, Christopher Landau, le había informado la situación.
La detención, sin duda, elevó las tensiones entre México y Estados Unidos.
De acuerdo con una reciente investigación publicada, lo que más sorprendió de la detención fue la velocidad con la que el general Cienfuegos quedó en libertad, tan solo dos semanas después de la escena en el en el aeropuerto de Los Angeles.
La investigación detalla que tras la noticia del arresto, Ebrard convocó a Landau a su oficina.
“Nunca había visto a Marcelo tan enojado”, dijo Landau. “Habíamos pasado por algunas negociaciones complicadas: el comienzo de la pandemia, la política de ‘Regreso a México’, pero nunca había visto algo así”.
“Se lo tomaron mucho peor de lo que esperábamos”, afirmó a Times Magazine y ProPublica.
Fue entonces que el canciller advirtió que la presencia de la DEA en México estaba “decididamente en riesgo”. La noticia llegó inmediatamente al fiscal general de Estados Unidos, William P. Barr.
Ebrard aseguró que las autoridades estadounidenses actuaron con engaño y sin ninguna consideración por el peso de México. Incluso, contó que en su comunicación con Landau le cuestionó si su actuar habría sido el mismo con Francia u otro aliado.
Tras una reunión con su equipo, Barr se comunicó personalmente con Ebrard. El día 26 de octubre, el fiscal general de Estados Unidos se disculpó con el canciller y le explicó que:
“El arresto no había pasado por el proceso normal, y que ni yo ni el jefe de la DEA lo sabíamos de antemano”, dijo.
La investigación destaca que según funcionarios actuales y anteriores del Departamento de Justicia, Barr luego le pidió a uno de sus ayudantes una evaluación de la evidencia contra Cienfuegos. Esa evaluación, dijeron, se hizo eco de la crítica que algunos funcionarios de la DEA.
Ebrard le dijo a Barr que quería ver las pruebas contra Cienfuegos. Por orden de Barr, Robotti y otros fiscales del Distrito Este reunieron rápidamente un archivo de más de 700 páginas de intercepciones.
El funcionario mexicano leyó el expediente durante el fin de semana. Antes de que tuviera la oportunidad de separar la evidencia en su próxima conversación con Barr, el fiscal general le dijo que estaba listo para abandonar el caso.
“Dejé en claro que estaba dispuesto a regresar a Cienfuegos y estaba haciendo los trámites necesarios para hacerlo”, escribió Barr en sus memorias.
La investigación de Times Magazine y ProPublica ofrece una línea del tiempo sobre cómo fue que el general Salvador Cienfuegos terminó detenido. Entre los nuevos detalles revelados destacan las declaraciones que del exfiscal de Nayarit Édgar Veytia, también detenido por narcotráfico, quien acusó a Cienfuegos de proteger a cárteles de la droga a cambio de sobornos.
Édgar Veytia fue detenido en marzo de 2017. Fue él quien informó a las autoridades de eu que bajo las órdenes del gobernador Roberto Sandoval acordó con los H y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) dejarles moverse en libertad a cambio de dinero y de no tocar a los civiles.
La DEA estaba detrás de una investigación sobre la relación del narcotraficante Juan Francisco Patrón Sánchez, conocido como H-2 y las autoridades mexicanas.
El sujeto operaba principalmente en el Estado de Nayarit y la hipótesis era que las más altas esferas de la política mexicana le ofrecían protección a cambio de sobornos. Las autoridades de EU buscaban la cara detrás de un militar de alto rango, a quienes los miembros del Cártel de los H llamaban Zepeda o Padrino.
Algunos de los mensajes que interceptaron entre los delincuentes apuntaban a que ese militar era el secretario Cienfuegos. Sin embargo, no tenían a nadie que pudiera declarar que eso era cierto.
Veytia aseguró que entregó en secreto al H-2 a una unidad especial de la Marina mexicana, dirigida por el comandante Marco Antonio Ortega Siu.
Los agentes de Ortega Siu torturaron y asesinaron al narcotraficante mientras este gritaba: “Soy gente de Cienfuegos”.
La investigación destaca que DEA no pudo corroborar algunos de los datos que había dado el exfiscal de Nayarit, por lo que desestimaron su declaración.
Veytia fue considerado un personaje con muy poca credibilidad, algo que podía convertirse en un problema ante un tribunal. Finalmente condenado a 20 años de prisión por narcotráfico, y continúa encerrado en Estados Unidos.
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