Tres meses después del disgusto por la cancelación del jugoso compromiso de Australia para adquirir submarinos franceses, tras la creación del pacto militar Aukus entre Londres, Canberra y Washington, el presidente francés, Emmanuel Macron, celebró este viernes la “histórica” venta de 80 cazas Rafale a Emiratos Árabes Unidos, uno de los contratos militares más importantes de la historia de la industria militar francesa.
El mandatario rechazó a la vez las críticas por hacer negocios con un país cuestionado por su gestión en materia de derechos humanos, al comienzo de una gira regional en la que también se entrevistará con el controvertido príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salman (MBS), cuya presunta implicación en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi lo ha convertido casi en un paria internacional.
El contrato emiratí, que incluye también la venta de 12 helicópteros Caracal y de elementos asociados, supone una venta por más de 17.000 millones de euros y representa “el mayor contrato militar de componentes franceses de nuestra historia”, celebró Macron. El acuerdo demuestra además, puntualizó el mandatario galo, que Emiratos Árabes, actualmente el quinto cliente más importante de la industria militar gala, considera a Francia un socio “sólido” y “fiable” que “mantiene sus compromisos”. Para la revista Challenges, que había adelantado el millonario negocio, el contrato en Dubái supone toda una “revancha” tras el fallido negocio con Australia, que había justificado el abandono del pacto con París a favor de otro con EE UU y el Reino Unido aduciendo, entre otros, retrasos en la entrega de los submarinos. La compra emiratí se une al pedido suplementario reciente de 30 aviones por parte de Egipto, así como al de 24 aparatos por Grecia y 12 de Croacia. “Una cifra inédita que corresponde a 16 años de producción de Rafale al ritmo actual”, destacó la publicación.
Pero el anuncio ha venido acompañado de críticas por el hecho de que Francia, un país que dice erigirse en defensor internacional de los derechos humanos, haga negocios con países acusados de graves violaciones en este campo.
El candidato presidencial ecologista, Yannick Jadot, calificó de “vergüenza” que Francia “arme a regímenes autoritarios que desprecian los derechos humanos y cuya riqueza se debe a las energías fósiles”. Para la candidata socialista, Anne Hidalgo, “no se transige con los derechos humanos. No se transige con los valores que son la fuerza de Francia. La realpolitik tiene sus límites”.
En vísperas de la gira presidencial, que también incluye Qatar y, este sábado, Arabia Saudí, la ONG Human Rights Watch había advertido de que “la venta de armas y las alianzas militares dudosas en nombre de la lucha contra el terrorismo y en detrimento de los derechos humanos serán una mancha en el balance diplomático de Emmanuel Macron”.
El presidente francés rechazó los reproches, afirmando que la alianza con Emiratos cumple la agenda de “paz, estabilidad y lucha contra el terrorismo” que Francia persigue en la región. “No podemos actuar a favor de Líbano, de Irak, no podemos actuar contra el terrorismo en la región (…) si no discutimos con todo el mundo y mantenemos relaciones estratégicas y de confianza con los socios que comparten nuestra agenda”, declaró desde Dubai. Un razonamiento que sirve también para su encuentro con Bin Salman este sábado en Riad, acotó. “Quién puede pensar un solo segundo que ayudamos a Líbano, que preservamos la paz y estabilidad en Oriente Medio, si decimos que no vamos a hablar con Arabia Saudí, el país más poblado y más importante del Golfo”, señaló. “Pero eso no quiere decir que yo avale nada, que olvide, no quiere decir que no seamos socios exigentes (…) actuamos por nuestro país y por el interés de la región”.
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