Francia regala a España cada año tres vacas y la extraña razón es esta

A lo largo de la historia, se han firmado multitud de tratados y acuerdos, algunos especialmente conocidos como el de la Convención de Ginebra de 1864 o el de la Convención de la Haya 1899. Sin embargo, hay otros que pasan muchísimo más desapercibidos y son igual de importantes, como el tratado de las Tres Vacas de 1375, que a día de hoy continúa reuniendo a los vecinos de los valles de Baretous (Bearne, Francia) y del Roncal (Navarra, España) en Ernaz el día 13 de julio de cada año. Una ceremonia en la que Francia entrega tres vacas a España.

El tratado de las Tres Vacas

Es el tratado más antiguo de Europa que continúa en vigor. Los historiadores consideran que surgió como un tributo de guerra tras la invasión en el año 125 de baretoneses y cimbros. Se desconoce cuándo comenzaron las disputas por los pastos y las fuentes de la alta montaña entre los pastores de ambos valles.

Sin embargo, ya existe constancia de las mismas en documentos del siglo XIII. Fueron los hechos acontecidos en 1373 los que llevaron a la sentencia que continúa vigente. Se produjo la batalla de Aguincea, en la que murieron 53 roncaleses y 200 baretoneses.

La carta de paz, que era la denominación de la sentencia de 1375, sirvió para pacificar las relaciones entre ambos valles.

Ceremonia

Los representantes de Roncal vestidos con el tradicional sombrero roncalés, capote negro, valona y calzón corto, y los de Baretoucon traje de domingo y con la banda tricolor francesa cruzada al pecho  se reúnen en torno al mojón 262, que sustituye a la desaparecida Piedra de San Martín.

Preside el acto el alcalde de Isaba, quien pregunta a los baretoneses por tres veces si, del mismo modo que en años anteriores, están dispuestos a pagar el tributo de las Tres Vacas. Los baretoneses responden que sí en tres ocasiones.​

A continuación, uno de los alcaldes baretoneses coloca la mano derecha sobre la piedra. Luego, un roncalés pone la suya encima y así se van alternando el resto de representantes. El último que posa la mano es el alcalde de Isaba, que pronuncia estas palabras tres veces seguidas: «Pax avant» (paz en adelante).

Por último, el veterinario de Isaba procede con el reconocimiento de las vacas. Una vez declaradas buenas y sanas, se reparten dos para la villa de Isaba y la otra cada año va rotando por los pueblos de Uztárroz, Urzainqui, Uztárroz y Garde sucesivamente.


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