Frases célebres de René Descartes en el día de su nacimiento

Un 31 de marzo de 1596 nace el matemático y filósofo René Descartes. Sus enfoques en la filosofía son destacados y seguidos por muchas personas en el mundo. En esta jornada destacamos las frases célebres de René Descartes en el día de su nacimiento.

A destacar sus desarrollos en la existencia y del conocimiento, y su famosa frase que hoy es recordada y aplicada, “Pienso, luego existo».

La razón es la propiedad mejor repartida entre los hombres, pues ninguno reclama más cantidad de ella, porque todos creen tener la suficiente.

La primera máxima de todo ciudadano ha de ser la de obedecer las leyes de su país, y en todas las demás cosas gobernarse según las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso.

Los viajes sirven para conocer las costumbres de los distintos pueblos y para despojarse del prejuicio de que sólo es la propia patria se puede vivir de la manera a que uno está acostumbrado.

El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, puesto que cada uno piensa estar tan bien provisto de él que, incluso aquellos que son más difíciles de contentar en otra cosa cualquiera, no acostumbran a desear más de lo que tienen.

Despréndete de todas las impresiones de los sentidos y de la imaginación y no te fíes sino de la razón. frases célebres de René Descartes en el día de su nacimiento.

Conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo incluso un orden entre ellos que no se parecen naturalmente unos a otros.

La primera máxima de todo ciudadano ha de ser la de obedecer las leyes y costumbres de su país, y en todas las demás cosas gobernarse según las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso. frases célebres de René Descartes en el día de su nacimiento.

Por método entiendo aquellas reglas ciertas y fáciles cuya rigurosa observación impide que se suponga verdadero lo falso, y hace que sin consumirse en esfuerzos inútiles y aumentando gradualmente su ciencia el espíritu llegue al verdadero conocimiento de todas las cosas accesibles a la inteligencia humana.

Así pues, supondré que hay, no un verdadero Dios que es fuente suprema de verdad, sino cierto genio maligno, no menos artero y engañador que poderoso, el cual ha usado de toda su industria para engañarme.


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