Frenar la anexión de hecho de Cisjordania

Desalojo de familias palestinas por el Ejército israelí, en febrero en Humsa al Baqaia (Cisjordania).
Desalojo de familias palestinas por el Ejército israelí, en febrero en Humsa al Baqaia (Cisjordania).Majdi Mohammed / AP

La expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania batió en 2020, en el ocaso de la presidencia del republicano Donald Trump en EE UU, el récord de la última década, con la aprobación de más de 12.000 viviendas para colonos. Desde la llegada al poder en Israel en 2009 del conservador Benjamín Netanyahu, el auge de las colonias ha sido imparable, con un crecimiento del 42%, hasta alcanzar los 440.000 habitantes: cerca de un 5% de la población del Estado hebreo. El traslado de población a un territorio palestino bajo ocupación militar se ha visto incentivado desde los sucesivos gobiernos de Netanyahu con subvenciones a la adquisición de viviendas y exenciones fiscales para empresarios y agricultores israelíes, según revela el informe presentado por la ONG israelí B’Tselem cuando quedan dos semanas para unas cruciales elecciones legislativas en Israel.

El informe de esta organización pacifista ha pretendido ser un aldabonazo en una campaña electoral en la que los principales partidos están dando la espalda a la solución al conflicto con los palestinos mediante la fórmula de los dos Estados. Al transformarse, por la vía de los hechos consumados sobre el terreno, de una ocupación militar temporal que se prolonga desde 1967 a un régimen de control civil con vocación de permanencia, la presencia de Israel en Cisjordania se asemeja cada vez más a una anexión de hecho.

A las críticas que surgen dentro del Estado judío por temor a la emergencia de una solución de un solo Estado, con tintes de grave discriminación para la población palestina en territorio ocupado, se han sumado otras voces desde el exterior, al hilo de la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden, quien preconiza el regreso de Washington al consenso internacional tras el giro dado por Trump escorado en favor de Israel. Más de 400 europarlamentarios y miembros de legislativos de los Estados de la UE alertaron recientemente en una carta abierta del riesgo de que “las acciones unilaterales socaven la posibilidad de la paz” y reclamaron a la UE medidas ante el “proceso de anexión de facto”.

La resolución 2334 del Consejo de Seguridad, que Barack Obama se abstuvo de vetar en los últimos días de su mandato, estableció por última vez en la ONU que los asentamientos no tienen validez legal y violan el derecho internacional.

Mientras la comunidad internacional, con Biden, parece regresar a la casilla de salida de una solución negociada entre israelíes y palestinos, Netanyahu entona en campaña electoral cantos de sirena de extensión de la soberanía a Judea y Samaria, denominaciones bíblicas de Cisjordania, con el interés no oculto de ganarse el voto de los nacionalistas y ultrarreligiosos, muchos de ellos colonos, que sostienen sus coaliciones gubernamentales. Es una senda equivocada, injusta e ilegal.

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