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¿Fue acertado aplazar la jornada de la Premier por la muerte de la reina Isabel II?

¿Fue acertado aplazar la jornada de la Premier por la muerte de la reina Isabel II?

 

Sí, la jornada de la Premier debió aplazarse. Debió hacerlo porque la muerte está por encima de todo. Incluso en el Reino Unido, donde el fútbol es una forma vida. Y más si es la de alguien tan relevante para el país como la reina Isabel II, que ha sido símbolo de la sociedad británica durante 70 años.

Se trata de un alto en el camino, en señal de respeto, para poder seguir hacia delante con la convicción y el bienestar de seguir aceptando los símbolos de una región que es lo que es, en parte, por lo que representa una figura tan relevante como la Reina Isabel II. En las fechas de su despedida, que por definición deben ser momentos de solemnidad, no hay espacio para una celebración tan estridente como la del fútbol que, por otro lado, debe volver a su naturaleza cuanto antes una vez se haya honrado la figura de la monarca.

De esta manera, todos los estamentos quedan satisfechos y, una vez mostrado el respeto pertinente, se puede volver a disfrutar del espectáculo del fútbol que tanto mueve en el Reino Unido

 

La suspensión de la Premier League por la muerte de la reina Isabel II es un absurdo, más que por el hecho de no tener fútbol en sí, por su significado. El mundo no debe pararse por la muerte de nadie, y, menos, por la de una aristócrata con luces pero también sombras, y si no, que le pregunten a los países africanos que han sufrido el colonialismo británico. 

Además de que hablamos de una muerte natural, a una edad ya muy avanzada, ha habido tragedias mucho más graves en los últimos años, como ciertos atentados terroristas en Londres y otros puntos del mundo, y ninguna liga se ha parado por el luto. ¿Acaso, Isabel II, por muy popular que sea, es más que esas víctimas? La decisión de cancelar la jornada era voluntaria y el hecho de que los clubes optaran por ella es una muestra más de la inmadurez de una acrítica sociedad británica, y de que, desgraciadamente, el fútbol está alineado con el poder. Y para los admiradores de Isabel II, como han dicho ex futbolistas como Petr Crouch, no hubiera habido mayor homenaje que el de un espectáculo como la Premier.




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