Como millones de ciudadanos estadounidenses, Chad Chronister, sheriff del Condado de Hillsborough, Florida, está pasando esta crisis del coronavirus confinado en su casa. Y, como todo hijo de vecino a ambos lados del Atlántico, mata el aburrimiento frente al televisor. ¿Qué ha visto? La semana pasada, sentado en el sofá de su casa junto al resto de su familia, se tragó los siete capítulos de Tiger King, la serie documental que, desde hace dos semanas ofrece Netflix también en España. Lo sabemos porque este lunes colgó un anuncio en su muro de Facebook, pidiendo ayuda para aclarar uno de los grandes misterios de los que habla esta serie documental.
Para quienes no la hayan visto aún, Tiger King, dirigida por Eric Goode y Rebecca Chaiklin, es un enloquecido true crime (género de no ficción en el que se examina un crimen real) que retrata los parques zoológicos privados de Estados Unidos, donde, se cuenta, hay una población de tigres mayor que la que queda en libertad en todo el resto del mundo. Joe Exotic, un tipo extrañísimo, cojo, casado con dos hombres a la vez y cantante de country en sus ratos libres, es el propietario de uno de ellos, el G.W. Zoo de Wynnewood, Oklahoma. Cutre, como él y todos sus empleados, marginados a los que recoge en la calle a cambio de drogas y una vida y sueldos miserables. Cobra una fortuna a los visitantes por dejar acariciar y fotografiarse con cachorros de todo tipo de felinos y, por lo que se ve, trafica también con ellos. Enfrente, Carole Baskin, considerada por algunos ingenuos “la Madre Teresa de los felinos”. Ella no tiene un parque zoológico, sino un santuario de animales. ¿La diferencia? Las bestias no viven hacinadas en jaulas, sino que tienen algo de campo para correr y están al cuidado de una legión de voluntarios que no cobran ni un duro por su esfuerzo.
Llamamiento del sheriff Chad Chronister, del Condado de Hillsborough, Florida, para pedir ayuda en el caso de la desaparición de Jack Lewis.
A la señora le gusta dar lecciones de ética y, al frente de su fundación Big Cat Rescue, cerca de Tampa, ha emprendido una batalla legal y política para cerrar parques como el de Exotic. Aunque la miniserie se centra sobre todo en cómo este contrata a un sicario para intentar asesinar a su archienemiga, no tarda en salir a la luz otro asunto igual de truculento. La fortuna de Baskin, el dinero que permite a la mujer mantener su santuario y luchar contra sus competidores, proviene de su marido, Don Lewis, desaparecido misteriosamente en 1997.
Según la versión de la supuesta viuda, muy rubia y siempre vestida con prendas estampadas con motivos felinos, se perdió en el mar a bordo de su avioneta cuando iba rumbo a Costa Rica. Pero Joe Exotic, que no es precisamente de los que miden sus palabras, la acusa de haberlo matado. “Le dio sus restos a los tigres para deshacerse del cadáver”, desliza sin ningún miramiento.
El hecho cierto es que Carole Baskin nunca ha sido acusada por este asunto. Al menos hasta ahora, cuando el aburrimiento, o la vergüenza torera, han hecho que el sheriff Chronister se desperezara del sofá y se sentara junto a su ordenador para escribir, en su muro de Facebook y en español: “Con todo el mundo haciendo lo correcto y quedarse en casa (sic.), muchos de ustedes han visto el documental de Netflix #Tiger King. Una faceta del documental es correcta, la desaparición de Don Lewis sigue siendo un caso frío activo. Así que, con toda la atención que lo rodea, pensé que era hora de usar la popularidad del show para ver si alguien quería presentar nuevas pistas”.
Carole Baskin, presidenta de Big Cat Rescue, fue el objetivo de Joe Exotic. El paradero de su marido millonario sigue siendo un misterio.
Acompaña su publicación del típico cartel con dos fotos de Lewis y el siguiente aviso (en inglés, esta vez): Only YOU can help solve Jack ‘Don’ Lewis Cold Case” (Solo USTED puede ayudar a resolver el caso abierto de Jack ‘Don’ Lewis). Si el caso esta “frío”, como señala el sheriff de Hillsborough, parece que la venganza de Joe Exotic, que actualmente cumple una condena de 22 años en la prisión federal FMC Forth Worth de Texas por 17 cargos de abuso animal y dos de conspiración para el asesinato, se ha servido a la misma temperatura.
Ante el giro de los acontecimientos, Baskin no ha tardado en arremeter contra la serie y sus creadores, a los que acusa, en una entrevista publicada el lunes en The Hollywood Reporter, de haberla engañado. “Dijeron que la serie expondría la miseria creada por la cría desenfrenada de cachorros de grandes felinos. […] No hay palabras para explicar lo decepcionante que es ver que no hace nada de eso, sino que ha tenido el único objetivo de ser lo más obscena y sensacionalista posible para atraer a los telespectadores”, denuncia. El asunto quizá dé para una segunda parte igual de jugosa.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aquí a la Newsletter.
Source link