Fujimori y Castillo lideran una campaña sin entusiasmos para la segunda vuelta en Perú

La candidata presidencial de derecha Keiko Fujimori frente a sus seguidores y medios de comunicación en Lima, Perú, el pasado 16 de abril.
La candidata presidencial de derecha Keiko Fujimori frente a sus seguidores y medios de comunicación en Lima, Perú, el pasado 16 de abril.SEBASTIAN CASTANEDA / Reuters

El profesor de extrema izquierda Pedro Castillo y la conservadora Keiko Fujimori han pasado al balotaje de las presidenciales en Perú, en unas elecciones marcadas por el momento más crítico de la segunda ola de la covid-19. Castillo ha retomado rápidamente viajes proselitistas en su región, Cajamarca, una de las más pobres del país, mientras que la candidata acusada por lavado de activos —y con 55% de rechazo social— espera el permiso de un juez para hacer campaña fuera de Lima. Ambos encaran obstáculos para las siguientes seis semanas, hasta el 6 de junio, día de las elecciones de segunda vuelta.

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“Fujimori tiene una limitación concreta que es la imposibilidad de salir de Lima por una orden judicial”, comenta el antropólogo Javier Torres acerca de la libertad vigilada bajo la que se encuentra la lideresa del partido Fuerza Popular. La Fiscalía acusó a la candidata en marzo de lavado de activos, organización criminal y obstrucción a la justicia por haber recibido millonarios aportes que no declaró a la autoridad electoral en sus campañas de 2011 y 2016. Según las pesquisas fiscales, el dinero procedería de la constructora brasileña Odebrecht y del dueño del principal grupo financiero peruano. La hija del autócrata Alberto Fujimori, el expresidente preso por corrupción y crímenes de lesa humanidad, ha recibido el temprano respaldo del premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, quien la considera “el mal menor”. Vargas Llosa cree que con Castillo “no volverá a haber elecciones limpias en Perú”.

El que fue el candidato presidencial de la ultraderecha católica, Rafael López Aliaga, también ha dado su apoyo público a Fujimori. “Voy a votar por Keiko: me cuesta, pero no quiero algo peor que Venezuela”, dijo el domingo. Su grupo político, Renovación Popular, representa al Opus Dei y al movimiento antiaborto Con mis hijos no te metas, que también se opone a la igualdad de género en la educación. El congresista más votado de Renovación Popular es un militar en retiro y viejo defensor de miembros de las Fuerzas Armadas que cometieron violaciones a los derechos humanos en la lucha contra la subversión en el país andino. Jorge Montoya señala que votarán por Fujimori porque defiende “el derecho a la vida, la economía social de mercado y la libertad de prensa”.

Los resultados de los votos válidos de la primera vuelta, descontando los votos nulos y blancos, dieron 19% a favor Castillo y 13% a Fujimori. Una encuesta de Ipsos Perú difundida el domingo indicó que, a una semana de las elecciones, el líder sindical tiene el 42% de los votos, contra 31% de su rival. Un 55% de los encuestados refiere que no votará por Keiko, contra el 31% que rechaza a Castillo.

Con eje en la educación

El profesor rural en cada mitin reitera su lema: “No más pobres en un país rico”. Enarbola una figura de tela con forma de lápiz y señala que como conoce de cerca la pobreza, por sus años como docente y campesino, sabe cómo resolver el problema. El fin de semana, luego de pasar cinco días en su comunidad en Cajamarca, Puña, Castillo retomó los mítines y visitó cuatro localidades en su región. “Nuestra principal herramienta será la educación de nuestro pueblo”, dijo en la plaza de Jaén el domingo, antes de retornar a Lima. El plan de Gobierno de su partido, Perú Libre, plantea que la inversión del PIB en educación pase del actual 3% al 10%.

“Uno de los principales problemas de Castillo es su carencia de planes concretos para enfrentar la pandemia y la recesión. Esto va a ser utilizado por el fujimorismo y sus medios aliados para cuestionarlo como un candidato improvisado”, apunta el antropólogo Torres. Mientras Fujimori espera el permiso del juez para viajar, Castillo ya programó sus recorridos: desde el jueves estará en el norte del país y los primeros días de mayo se desplazará a la Amazonía norte.

La lideresa investigada por lavado de activos ha reconocido en una entrevista con el diario El Comercio que su padre le ha recomendado hacer campaña recordando los programas sociales de su Gobierno, que fueron la base de su política clientelista en los años noventa. Sin embargo, el fujimorismo también afronta críticas, pues en estos días continúa la acusación contra el autócrata y sus exministros de Salud por las muertes y lesiones graves a miles de mujeres que fueron esterilizadas sin su consentimiento, como parte de la política de “planificación familiar” de su segundo Gobierno.

El historiador José Carlos Agüero considera que “la principal debilidad para la campaña de Castillo es su propia identidad. Conformado bajo una idea de partido salvador, que va a rescatar al país de la crisis terminal desde un sinceramiento brutal de lo que considera su injusta estructura de clases, se ofrece como alternativa del todo o nada. Una apuesta absoluta y ciega en una vanguardia autodenominada como popular”, explica. “Esto le ha generado en la primera vuelta una adhesión por identidad, por sintonía de experiencias con algunos sectores populares y progresistas, que lo diferenciaron de la frivolidad de las otras opciones electorales”, añade Aguero.

El historiador cree que al representar Castillo “una respuesta de sobrevivencia, otorgará propiedades positivas a su rival, el fujimorismo antidemocrático y corrupto, que podrá asumir el rol de defensor de la democracia, del modelo económico y hasta de la patria misma”.

Diálogos pendientes

La excandidata presidencial de izquierda moderada Verónika Mendoza, quien la semana pasada dijo que “con Keiko Fujimori, ni a la esquina”, ha señalado a EL PAÍS este martes que por parte de su agrupación, Juntos por el Perú, existe total predisposición al diálogo con Castillo. “Cualquiera que sea el resultado de este, seremos muy activos como siempre en momentos complicados para el país, para frenar a la amenaza autoritaria y mafiosa que representa el fujimorismo”, aseguró. .

La excandidata de izquierda no ha previsto pedirle “garantías” a Castillo para endosar votos. “Los ciudadanos y las fuerzas democráticas debemos garantizar que se realicen los cambios que el país necesita. Con una institucionalidad tan precaria y una legitimidad tan débil de los actores políticos, la movilización ciudadana va a ser clave en los próximos años”, sostiene Mendoza.

La Sociedad Nacional de Industrias, el gremio de los medianos empresarios, informó la semana pasada que aceptó reunirse con los representantes de Perú Libre, de Castillo, una reacción atípica dado que el empresariado usualmente ha respaldado al fujimorismo, en especial la patronal de la gran empresa, Confiep.

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