Que Nintendo iba a celebrar el 35º aniversario del primer Super Mario Bros. de multitud de formas es algo que quedó claro hace meses, cuando conocimos que el despliegue de productos de la compañía nipona contemplaba la recopilación de los tres principales juegos tridimensionales, un coche teledirigido o una reimaginación del título original de NES con decenas de personas participando al mismo tiempo. Pero quedaba algo, la guinda, un homenaje íntimo que revive la nostalgia individual tanto en aquellos que crecieron en los ochenta como los que en los noventa heredaron una forma de entender el entretenimiento de bolsillo: Game & Watch: Super Mario Bros.
La respuesta de la gran N a la todavía presente moda de las consolas mini es, para estas Navidades, una reinterpretación de las maquinitas monocromo que respeta las dimensiones originales y añade, al margen del Ball original (juego de malabares de la primera Game & Watch), dos obras atemporales que iniciaron el camino del género de plataformas bidimensionales en Nintendo: Super Mario Bros. y Super Mario Bros.: The Lost Levels. El resultado, al margen de estar dirigido para fans, esos que desean lucir esta monada en su estantería, es excelente.
Delicadeza por dentro y por fuera: un producto de categoría
Porque este tipo de productos pueden tratarse de dos maneras: a precios muy asequibles a costa de una calidad comprometida, o a un precio algo mayor a cambio de un material que da gusto sostener entre manos. Nintendo ha optado por lo segundo tomando como base el chasis de la Game & Watch original, una pantalla retroiluminada a todo color que se comporta de maravilla en condiciones de luz solar, y un puerto de alimentación USB-C (cable incluido en la caja) para cargar una batería que puede ascender hasta más de 8 horas si ajustamos el nivel de luz. La idea original del creativo Gunpei Yokoi se ha adaptado a la actualidad heredando muchas de las comodidades de cualquier gadget electrónico de esta época; desde el adiós a las pilas de botón hasta la capacidad de ejecutar juegos que en su momento quedaron reservados para NES (Nintendo Entertainment Systems), la doméstica de 8 bits. Fueron casi sesenta modelos diferentes y sirvieron como consola, reloj y alarma. La respuesta de estas máquinas LCD, comercializadas en todo el mundo, fue de más de 40 millones de unidades vendidas. Huelga decir, no obstante, que Game & Watch: Super Mario Bros. se dirige a un público tangible, tanto al amante de Game & Watch como al que este 2020 rememora más de lo habitual el aniversario del primer título de Super Mario Bros.
Pasando a conocer un poco más de cerca esta reedición de la famosa maquinita, cabe destacar lo sorprendente de los acabados. Se siente premium, como en su momento, sin prescindir de unos materiales plásticos resistentes, idénticos a los de hace tres décadas. Igual los botones y la cruceta de cuatro direcciones —algo dura al principio—, que compensa lo estrecho del chasis para que las sensaciones entre manos sean lo suficientemente cómodas como para jugar sesiones de larga duración. Unas dimensiones de 11 cm x 6,7 cm x 1,25 cm (largo x ancho x grosor) para un peso de tan solo 68 gramos dan lugar a un terminal ligero, que cabe en cualquier bolsillo y que deslumbra en una estantería o vitrina, donde seguramente se relegue en los rincones de los más fanáticos. Reproduce a la perfección las sensaciones originales. Incluso la caja se presenta con cuidados de categoría, recubierta en plástico transparente con motivos del bigotudo. A pesar de su reducido tamaño, quienes quieran echar una tarde a tres videojuegos atemporales, intentar mejorar su puntuación o simplemente apreciar aquello que en su día fue moderno, tienen aquí un exquisito dulce a cambio de 59,99 euros.
Un regalo para coleccionistas repleto de secretos
Esta caprichosa nostalgia disipa cualquier tipo de duda sobre su calidad tan pronto como la encendemos al prender el botón situado en el perfil derecho de la consola. Un reloj animado configurable presenta animaciones, cambios de terreno y variantes en sus situaciones dependiendo de la hora del día. Al pulsar el botón TIME cambiamos la hora, mientras que si hacemos lo propio en GAME seleccionamos uno de los tres juegos incluidos. En una pequeña barra negra superior podemos ver siempre la batería restante. Es una lástima que no traiga alarma, una característica que le hubiese sentado de maravilla y que encaja a la perfección tanto con la filosofía de diseño del dispositivo en la actualidad como hace treinta años, cuando la gran mayoría incorporaba de serie esta función.
Evidentemente, no hay que perder la perspectiva con este tipo de productos, pensados para rendir homenaje por dentro y por fuera: mantienen lo bueno y lo malo en su diseño, posiblemente menos ergonómico de lo deseado. Pero tras esas 2,36 pulgadas de diagonal en la pantalla se esconden muchos secretos. Durante estos primeros días con ella hemos descubierto trucos, guiños, referencias a modo de easter egg (huevo de pascua) e interacciones con el menú principal. Por ejemplo, podemos añadir más enemigos en pantalla, cambiar el color de los bloques de ladrillo o hacer que suene la “Canción para dibujar a Mario” con subtítulos en castellano si pulsamos A durante varios segundos. Todo ello con una sonrisa en la cara de oreja a oreja.
Hay detalles que marcan la diferencia, no obstante. Aunque no podamos ampliar esta Game & Watch: Super Mario Bros. con más juegos, sí ofrece aspectos que suman al conjunto en su naturaleza como videoconsola: modo suspensión. Con solo pulsar el botón de encendido podemos apagar la pantalla, como cuando bloqueamos un teléfono móvil o ponemos en reposo una Nintendo Switch. Funciona de la misma manera, sin apenas consumir batería en este estado, y permite reanudar la partida en el momento exacto donde lo dejamos. También podemos cambiar de juego sin que eso implique empezar de cero al regresar; son respaldos de nuestra partida en segundo plano, o save states, como se acuña en la jerga tecnológica.
En definitiva, Game & Watch: Super Mario Bros. es una golosina convertida en consola de bolsillo; todo un homenaje pensado para aquellos que crecieron de alguna manera rodeados de estas maquinitas. La presentación, el manual de instrucciones y, sobre todo, la calidad de materiales y su software dan como resultado un regalo ideal para estas Navidades, de esos que seguramente hagan más ilusión cuando provienen de un ser querido. Porque la nostalgia va vinculada al recuerdo, y el recuerdo no puede olvidarse del cariño. Este producto desprende cariño y, pese a sus limitaciones, es una celebración en toda regla tanto para estas máquinas como para el primer videojuego del fontanero.
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