Marcelo fue el gran protagonista del Real Madrid en la fiesta de la Decimocuarta celebrada ayer por todo lo alto en el Santiago Bernabéu. El capitán se despidió del club blanco (“el club de mi vida”, dijo el brasileño) tras 16 temporadas en un emotivo adiós, entre lágrimas rodeado de sus compañeros y sus familiares. Isco también recibió el cariño del Santiago Bernabéu y hoy ha anunciado, como ya se sabía, que no seguirá en el Real Madrid tras nueve cursos de blanco.
El otro jugador que vivió ayer su último día como futbolista del Real Madrid fue Gareth Bale. El Expreso de Cardiff, con un papel muy residual desde 2019 y muy criticado por la afición por su escasa implicación (ha priorizado su selección) disfrutó ayer de una despedida en discreto segundo plano. Cuando su nombre fue anunciado por megafonía recibió el cariño de la afición y en la vuelta de honor del equipo fue aclamado por algunos sectores de la grada e incluso se paró a firmar autógrafos.
Bale fue objeto de muchas críticas por su ausencia en los festejos por el título de Liga conquista el pasado 30 de abril contra el Espanyol y Carlo Ancelotti y el propio jugador explicaron que su baja fue por unos fuertes dolores en la espalda que le mantuvieron todo el día inmovilizado.
El galés, eso sí, se mantuvo un poco al margen y mucho más serio que sus compañeros, tanto en las celebraciones en la fuente de la Cibeles como en el Santiago Bernabéu.