Gentrificación, desplazamiento y discriminación: anatomía de Airbnb

Gentrificación, desplazamiento y discriminación: anatomía de Airbnb

Por Brandon J. Celaya Torres

El miércoles 26 de octubre el gobierno de la Ciudad de México firmó un acuerdo con la empresa Airbnb para atraer a “nómadas digitales”. Con este convenio, cualquier habitante de la alcaldía Xochimilco, Iztacalco o Gustavo A. Madero podrá ser guía de turistas para visitantes a quienes enseñarán la experiencia de vivir en la capital mexicana. 

Si bien la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, negó que el convenio pueda provocar un alza a las rentas y el precio de los servicios en algunas colonias, la experiencia internacional muestra lo contrario a esta promesa. 

Investigaciones científicas internacionales, así como expertos en derecho a la vivienda, alertan que convertir a la CDMX en “la Capital del Turismo Creativo en América Latina” y un destino global para “nómadas digitales” puede traer graves consecuencias. 

Foto: Markus Winkler/Pixabay

Gentrificación turística y transnacional

El concepto de gentrificación fue empleado por primera vez por la socióloga británica Ruth Glass en 1964. Ella estudió la manera en que barrios obreros fueron tomados por las clases medias, convirtiéndolos en residencias caras gracias a un proceso de remodelación y mejoramiento. Esto provocó que los pobladores originales tuvieran que desalojar sus viviendas ante el alza de precios. 

Con la globalización surgen dos modelos más de gentrificación: turística y transnacional. Diversos estudios internacionales colocan a Airbnb en estas dos categorías. 

Por ejemplo, los investigadores David Wachsmuth y Alexander Weisler en su estudio titulado Airbnb and the rent gap:Gentrification through the sharing economy, explican que esta plataforma de turismo residencial forma parte de la gentrificación transnacional. 

Este fenómeno se da cuando los habitantes de una colonia o barrio deben pagar los precios de rentas y servicios fijados por una demanda global en lugar de local. Airbnb “ofrece la oportunidad de que el capital local saque provecho de una demanda extralocal”, dicen los expertos.

A esto se le agrega el nuevo modelo de rentas a corto plazo (short-term rentals) que Airbnb creó y además provoca una alza vertiginosa a los precios de las viviendas. Aunado a lo anterior, este modelo de renta provoca que cada vez más dueños de propiedades opten por no rentar a largo plazo sus viviendas, provocando así una escasez de oferta. 

Foto: Markus Winkler/Pixabay

La investigación de David Wachsmuth y Alexander Weisler muestra que Airbnb y otros servicios de hospedaje con rentas a corto plazo provocan de manera sistemática la gentrificación y el desalojo”.

Si bien la gentrificación clásica es aquella en que las clases pudientes desalojan a los más desfavorecidos a través del reacomodo y remodelamiento de los barrios, plataformas como Airbnb provocan una “gentrificación sin reurbanización”. 

“Lo único necesario para convertir una propiedad que genera rentas a largo plazo en una de corto plazo es remover al inquilino”, dicen los investigadores. 

En Los Ángeles, Estados Unidos, tras la llegada de Airbnb el número de unidades de renta a corto plazo ha aumentado en cuatro veces. En este lapso de tiempo, las rentas en barrios con gran concentración de unidades Airbnb han aumentado mucho más rápido que en vecindarios tradicionales. 

Foto: Archivo Reuters

Al tener Airbnb como principal objetivo a turistas, diversos estudios colocan a esta plataforma dentro de la gentrificación causada por el turismo. Esta se caracteriza por convertir vecindarios de clase media en enclaves exclusivos marcados por una proliferación de entretenimiento corporativo y lugares turísticos. 

Independientemente del catálogo, las consecuencias de la gentrificación son palpables y afectan a las comunidades más desfavorecidas. 

Airbnb y su impacto en comunidades marginadas

En su tesis de maestría titulada “Airbnb y su relación con la gentrificación en Avándaro, Valle de Bravo, Estado de México”, Adalberto Navidad Sánchez explica cómo el fraccionamiento de Avándaro ha sufrido un conjunto de desplazamientos provocados por el turismo residencial.

“Airbnb es un elemento más que llegó para seguir impulsando el desarrollo de las clases pudientes a través del desplazamiento físico-geográfico y simbólico de los residentes locales en situación socioeconómica vulnerable”, señala Adalberto. 

En contraste con la forma en que Airbnb ofrece su plataforma como una “economía colaborativa” entre iguales, la realidad es que la mayoría de las unidades en renta de Airbnb se concentran en pocas manos. 

Desde 2014, el activista Tom Slee mostró que en las zonas urbanas populares para turistas, el mayor número de propiedades ofrecidas en Airbnb son operadas por multilisters; personas que rentan y manejan más de una vivienda en la plataforma. 

Foto de Julie Ricard en Unsplash

Un estudio llevado a cabo en Nueva York mostró que los arrendadores blancos ganan significativamente más en Airbnb que las personas de color. 

El estudio titulado “Short-term rentals as digitally-mediated tourism gentrification: impacts on housing in New Orleans”, muestra que en Nueva Orleans, Estados Unidos, cuatro de los diez vecindarios con mayor inversión para rentas a corto plazo están por debajo de la media de ingresos, incluyendo barrios históricamente marginalizados habitados por afrodescendientes.

En 2016, Airbnb bloqueó la cuenta del Ben Edelman, académico de Harvard, quien estaba llevando a cabo una investigación sobre racismo en la plataforma. 

Eso sí, en 2020 Airbnb se sumó a la lucha contra el racismo a través de una donación a la  Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color y a Black Lives Matter.

Mercantilización de la vivienda

La demanda por Airbnb se concentra, en su mayoría, en dos tipos de vecindarios: 

Áreas cercanas a centros de negocios y que concentran una gran presencia de hoteles
Áreas residenciales cercanas a lugares con amplio capital cultural, buen transporte público y amenidades. Estas incluyen zonas recientemente gentrificadas. 

Para los académicos David Wachsmuth y Alexander Weisler el modelo de negocios de Airbnb y otras plataformas similares “está facilitando una intensificación masiva y sin precedentes de la mercantilización de la vivienda”. 

Mientras en Ciudad de México se le abren las puertas sin regulación clara a Airbnb, gobiernos mundiales ya comenzaron a poner frenos al impacto negativo que esta plataforma ha tenido en sus economías. 

En Berlín, la capital de Alemania, el gobierno local prohibió el uso de Airbnb, y de otras compañías similares como HomeAway o Windu, para el alquiler de apartamentos o casas completas a corto o largo plazo. En esta ciudad solo se pueden rentar habitaciones en la casa de un anfitrión. 

De igual forma, Barcelona prohibió la renta de habitaciones a turistas por parte de particulares a través de plataformas digitales como Airbnb. 

La gentrificación afecta no solo al alquiler de las viviendas, sino también al de pequeños negocios. Un ejemplo es el Café Trevi en la Ciudad de México. Este local cerró en 2020 después de 60 años de operaciones. 

“Ganó la gentrificación. Un día va a venir gente con dinero a desplazarte. No te va a dar opción para permanecer sólo por el hecho de que no tienes su potencial económico.”, dijo la cabeza del Café Trevi en entrevista para el medio Pie de Página.

Fachada del Café Trevi, el cual perdió la batalla contra la gentrificación de la CDMX. Foto: Cuartoscuro

En México, Airbnb es recibido con los brazos abiertos. La Secretaria de Turismo capitalina, Nathalie Desplas Puel, comentó que la CDMX espera captar a 77 mil 500 personas, entre las que se encuentran los “nómadas digitales”, gracias al acuerdo firmado con la compañía estadounidense. Esto generaría una derrama de mil 400 millones hasta los 3 mil 720 millones de dólares al año para la capital mexicana. 

Hasta ahora, el gobierno de la Ciudad de México no ha especificado a qué tipo de regulaciones estará sujeto Airbnb en el convenio firmado entre ambas partes y la UNESCO.


Source link