George Clooney cumplió 60 años el pasado mes de mayo, completando un total de 43 en el mundo del cine. Gracias a su larga carrera se ha convertido en una de las más grandes estrellas de Hollywood que cuentan con reconocimiento mundial, pero tanto su trayectoria como su vida llegaron a pender de un hilo el 10 de julio de 2018, cuando el actor casi pierde la vida, como cuenta en una entrevista para el periódico británico The Sunday Times. Ese día, a las ocho de la mañana, Clooney acudía al rodaje de la serie de televisión Catch-22 (de la que es director y productor), montado en su moto y provisto de un casco, cuando chocó contra un coche y salió despedido hasta estamparse en el parabrisas del vehículo. Tras un vuelo de dos metros, cayó sobre el asfalto recibiendo varios golpes en la cabeza y la rodilla. “Estaba esperando a que se me apagara el interruptor”, ha señalado, confesando que “pensaba que moriría” y cómo aquel se convirtió en uno de los momentos más traumáticos de su vida.
El protagonista de la saga cinematográfica Oceans’s Eleven asegura que al daño físico causado por las heridas se unió el psicológico al ver que la gente que presenció el accidente, en vez de ayudarle, se dedicó a grabar la escena con sus móviles. “Si perteneces a la esfera pública, te das cuenta de que, aunque estés en las últimas, para algunas personas solo eres un entretenimiento más que colgar en su Facebook”, ha criticado. El actor tuvo que ser hospitalizado inmediatamente y, aunque le dieron el alta unos días después, ha confesado que el accidente fue “muy grave”. “Se me partió el casco por la mitad, y los zapatos salieron volando. El golpe fue fuerte. Rompí el parabrisas con la cabeza, y pensé: ‘Vale, bueno, ese parece ser mi cuello’. Si tenemos nueve vidas, yo las agoté todas a la vez”, ha narrado.
El ahora sexagenario se ha alegrado de no tener que acarrear con secuelas años después y ha reconocido que se ve “sano”. “Cumplir 60 es un fastidio, pero es mejor que estar muerto. Toco madera”, ha bromeado durante la charla, indicando que desde entonces no ha vuelto —ni volverá por un tiempo indefinido— a montar en moto, incentivado por las advertencias de su mujer, la abogada y activista de 43 años, Amal Clooney. “Lo tengo prohibido. Atropellé a un tipo a 110 kilómetros por hora y salí volando, así que me he alejado de las motos”, ha afirmado, aprovechando para desvelar algunos detalles de su matrimonio.
“Esta mujer extraordinaria entró en mi vida y yo solo pude enamorarme locamente de ella. Desde el instante en que la conocí supe que todo iba a ser diferente”, ha afirmado Clooney sobre la letrada, que le acompañó en todo momento mientras permaneció ingresado. Ha reconocido que el hecho de “ser padres” les llegó de forma natural. “Llevábamos ya un año casados y estábamos en casa de un amigo que tenía un hijo… un poco ruidoso y molesto. Debo confesar que me estaba poniendo la cabeza como un bombo y salí a dar un paseo con mi esposa”, ha comenzado a relatar Clooney. “Ella tampoco había pensado nunca en tener hijos y ni siquiera habíamos hablado del tema”, pero el actor ha continuado afirmando que estuvieron hablando sobre “la suerte” que han tenido en la vida, y cómo crecieron por momentos sus ganas de compartir esa suerte con otras personas. “Solamente tuve que decirle: ‘Si tú estás en el plan…’, y ella me contestó de inmediato que debíamos intentarlo”, ha concluido.
El actor también ha dado su opinión sobre el movimiento #MeToo y su impacto en el sector cinematográfico durante la conversación: “Las cosas están cambiando. Después de las cosas terribles que hizo Harvey Weinstein, ser un idiota en el trabajo ya no está bien”.
Source link