George Pelecanos: “La clase, como la raza, es una forma excelente de tener a la gente separada”


Una de las secuencias mejor escritas y rodadas de la historia de la televisión solo contiene en sus diálogos una palabra, repetida hasta 33 veces. Y es una de esas escenas en las que uno se da cuenta de que lo que está viendo es extraordinario. Durante cinco minutos, usando solo la expresión fuck (joder sería la traducción al español, disculpen desde ya el término) y sus capacidades de observación, dos policías resuelven una investigación en la escena de un antiguo crimen que deja a CSI Las Vegas en el más absoluto ridículo (sin querer desmerecer a Grissom y compañía, que buenas tardes dieron también en sus inicios).

The Wire, serie original de HBO, tuvo cinco temporadas (2002-2008), con seis ambientes diferentes en la ciudad de Baltimore (apenas a una hora en coche de Washington): los entresijos de una policía enviciada, los barrios pobres, el puerto y los estibadores, el ayuntamiento y el movimiento político y de intereses a su alrededor, las escuelas de los barrios más abandonados y el trabajo en un periódico en crisis y cómo afecta a la ciudad lo que se trata en él. Es todo una sórdida mezcla de narcotráfico, corrupción policial, pinchazos de teléfonos, política e historias de barrio hilvanadas con unos personajes construidos con mucho mimo. Estaba ambientada en Baltimore, pero lo mismo podía haber sido cualquier lugar del mundo donde vivir bien, en paz y sin preocupaciones es solo un sueño.

Si por algo tanta gente dice que The Wire es su serie favorita, no es casualidad, ni postureo. La pluma de su creador, David Simon, estuvo acompañada por el saber hacer de nombres como Rafael Alvarez (periodista del Baltimore Sun), George Pelecanos (Treme), Ed Burns (policía durante 20 años en Baltimore, profesor de instituto y coautor de The Corner, el libro que dio origen a The Wire) o Dennis Lehane (autor de Mystic River), entre otros. Bajo escucha fue su traducción en España cuando la emitieron Fox y TNT y ahora está al completo y remasterizada en HBO España.

La escena del fuck, como se la conoce, tiene lugar al final del cuarto capítulo de la primera temporada. Es uno de esos momentos clave en el que si hasta entonces no se ha entrado en la historia, se entra. Tiene como protagonistas a dos detectives de Homicidios, de los buenos, de los que tratan de no caer en las cloacas de la corrupción, pero que no se libran de tener defectos. Uno es Jimmy McNulty (Dominic West), un borrachín de origen irlandés con tendencia a saltarse las órdenes de sus superiores (impagable su evolución en la segunda temporada, degradado a patrullar el río en una barca, justo el destino al que él había pedido no ir nunca). El otro es Bunk Moreland (Wendell Pierce), compañero de borracheras de McNulty, aunque más cuidadoso en el trato con sus patrones.

Ambos acuden a un piso donde tuvo lugar un asesinato con pistola. En seguida se dan cuenta de que el policía que se había encargado de la investigación no estuvo muy fino y recrean lo que en verdad pasó comunicándose maldiciendo (en diferentes tonos: sorpresa, preocupación, admiración…) y gestos de la cara y las manos. Cinco minutos magistrales y muy en la línea con ese espíritu de The Wire de no darlo todo masticado, de dejar cosas en el aire, de no acomodar al espectador con explicaciones fáciles.

La secuencia de ‘fuck’ en ‘The Wire’.

El origen de la secuencia, según contaron Simon y Burns en un libro sobre la serie, All the Pieces Matter: The Inside Story of The Wire, de Jonathan Abrams, viene de un detective de verdad, un mito de las comisarías de Baltimore, un tal Terry McLarney. “Estábamos en una escena de un crimen. Estábamos mirando, y los policías no hacían más que maldecir a izquierda y derecha. Alguien dijo algo tan profano que Terry comenzó a reírse y dijo, ‘un día vamos a llegar al punto en el que seremos capaces de solo comunicarnos utilizando la palabra joder’. Me quedé con la idea y se la conté a Ed, y después Ed escribió la secuencia”, cuenta Simons en el libro.

La palabra fuck en EE UU es considerada por gran parte de la sociedad como una de las peores expresiones posibles. La potencia que le dio a la escena, sin resultar irritante y de la forma más natural y coloquial posible, es soberbia. Los actores de aquel episodio explican que eran conscientes en todo momento de que no estaban rodando una escena normal, de que era algo que iba a marcar a la serie y la ficción que se hacía por entonces. “Quería que fuera parecido a la secuencia de la ducha de Psicosis, donde todo estaba tan medido. La historia era muy visual, así que fui muy detallista al rodar”, cuenta en el libro Clement Virgo, director del capítulo.

The Wire se tiene que ver en versión original, aunque cueste. La secuencia doblada al castellano pierde fuerza, demasiada. Hay mucha jerga, acentos y frases demoledoras de sus personajes como para perdérselas y entender así el fondo de los personajes. Y si no les gusta la serie, no pasa nada, pero raro sería que al terminar de verla no les salga de forma espontánea un fuck de admiración bien dicho y rotundo.


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