Georgieva, sobre el escándalo en el Banco Mundial: “El problema está al otro lado de la calle”

Kristalina Georgieva atiende a los periodistas tras la conferencia de prensa, este miércoles en Washington.
Kristalina Georgieva atiende a los periodistas tras la conferencia de prensa, este miércoles en Washington.Samuel Corum (GETTY)

“El problema de credibilidad no está en el Fondo Monetario Internacional (FMI), sino al otro lado de la calle 19″. Con esta referencia a la dirección de la sede del FMI en Washington, situada justo enfrente de la del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo, ha resumido este miércoles el culebrón que durante un mes hipotecó su continuidad al frente del FMI por un presunto trato de favor hacia China durante su etapa como consejera delegada del Banco, entre 2017 y 2019.

La polémica se originó el 16 de septiembre, tras anunciar el Banco Mundial que cancelaba la publicación de su influyente informe Doing Business por un presunto maquillaje de datos a favor de China a instancias de Georgieva. Las acusaciones apuntaban también a un clima de terror laboral. El escándalo no solo puso a la economista búlgara a los pies de los caballos —Estados Unidos y Japón pidieron durante semanas su renuncia—, sino que empañó la reputación de ambas instituciones en vísperas de su tradicional cita anual, en la que acaban de hacer públicas sus previsiones macroeconómicas. El lunes, la plana mayor del Fondo cerró filas en torno a Georgieva, testimoniándole su total apoyo.

Durante una conferencia de prensa virtual, en el marco de la reunión de otoño de ambas instituciones, la economista búlgara se ha pronunciado este miércoles sobre la polémica. “El directorio [del FMI] hizo una labor [de investigación] muy seria y en dos ocasiones comparecí ante él. Cuando conocieron todas las versiones, llegaron a esa conclusión. Lo cual no quiere decir que no asuma que el personal pueda manifestar su descontento o desacuerdo con sus superiores, siempre he defendido eso”. Sobre el supuesto clima tóxico en el equipo de Doing Business, Georgieva lamentó: “Si había personas que no se sentían empoderadas para hablar, ojalá lo hubiera sabido entonces”.

“Clima de temor”

Georgieva recordó cómo fue llamada por el Banco Mundial, al que se incorporó en enero de 2017, cuando en la entidad reinaba lo que calificó de “clima de temor”. “Meses después, el estado de ánimo del personal había dado un extraordinario giro, lo que algunos llamaron el factor Kristalina”. Pese a salir indemne, y a modo de beneficio de inventario, aseguró que ha tomado buena nota de lo sucedido en las últimas semanas. “Estoy deseando reunirme con mi equipo, el próximo lunes, y poner sobre la mesa fórmulas para sacar partido de esto y aprender. El personal del FMI es ejemplar y no hay dudas sobre la credibilidad de la institución; el problema está al otro lado de la calle 19″, zanjó la economista búlgara, devolviendo la andanada a su antiguo empleador.

Al estallar el escándalo y verse cuestionada, Georgieva reiteró que como economista una de sus principales preocupaciones es la integridad de los datos, y que siempre pide a su equipo que comprueben los indicadores hasta dos y tres veces. La propia cancelación del icónico informe del Banco Mundial indicaría, según el mensaje que ella ha transmitido de forma implícita durante las casi cuatro semanas de investigación, que las irregularidades estriban en el método o mecanismo de trabajo seguido en esa institución.

Sobre las previsiones económicas globales, presentadas ayer en Washington, Georgieva ha vuelto a subrayar el temor a una presión inflacionaria. “El contraste entre una demanda que crece con rapidez, gracias a las vacunas y a las políticas de estímulo, y un suministro que cae, provoca presión sobre los precios. Y la divergencia entre los dos grandes bloques, el de las economías avanzadas y las rezagadas, sólo abona el problema. La presión inflacionaria crecerá si se ahonda esta brecha”, ha explicado. “Esperamos que [la subida de precios] sea transitoria, por eso pretendemos acelerar la vacunación, para rescatar a las economías rezagadas”, dijo, mientras recordaba que los desastres naturales, “cada vez más frecuentes”, están detrás también de este incremento.

Un mensaje sobre la lucha contra el cambio climático, uno de los principales empeños de su mandato en el FMI, cerró su intervención: “Tenemos cuatro prioridades por delante: adoptar incentivos para la transición energética, como la eliminación de subsidios y un precio base del carbón; invertir en infraestructuras verdes, asumir que la transición va a perjudicar a zonas y sectores muy dependientes [de los combustibles fósiles] y aprender de la gestión de las catástrofes naturales, como por ejemplo la de Japón frente a las inundaciones” para paliar el impacto de “shocks climáticos cada vez más extremos”.


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