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Gerard Farrés: “Tus valores son más fuertes que el egoísmo de ganar”

Gerard Farrés: “Tus valores son más fuertes que el egoísmo de ganar”

Gerard Farrés (Manresa, Barcelona, 1979) se quedó parado a 300 metros de conseguir su sueño de ganar el Dakar. Frenó para que Austin Jones se hiciera con la victoria, cumpliendo órdenes de equipo. Un hombre de palabra. “Son más fuertes los valores que el egoísmo de ganar”, asegura en una entrevista con EFE.

Seguro que lo volvería a hacer”, añade a la vez que desvela que lloró en el enlace previo. Eso sí, Gerard Farrés ‘Farreti’ piensa ya en la edición del 2023 en la que, con su gesto y su gran rendimiento, se ganó de nuevo el asiento del Can-Am South Racing. Año para el que desea “un patrocinio español” para “luchar por la victoria”.

Pregunta: Empecemos por el principio. Estuvo a punto de no ir al Dakar, ¿cómo fue esto?

Respuesta: En septiembre no había la posibilidad porque faltaron unos patrocinios. Pensé que me quedaba en casa después de 14 años… Hice una llamada al equipo y al padre de mi compañero, Austin Jones. Le pregunté si quería que le hiciera de mochilero de su hijo, pero luego Can-Am me dijo que quería que yo estuviera y que no hacía falta que hiciera de su mochilero, sino de todo el equipo. Pagaron mi Dakar con esta función.

P: Y llegó al Dakar con copiloto nuevo, sin competir juntos antes. ¿Cómo fue este nuevo binomio Gerard Farrés-Diego Ortega?

R: Fue como un milagro. Diego me llamó. Yo ya sabía de él. Se quedó sin equipo porque José Antonio Hinojo decidió no ir al Dakar y me llamó. Fue como el destino. Sin entrenos ni nada nos pusimos en la prólogo del Dakar. Como íbamos con esta función como de gregario, esto nos ayudó a poder arrancar tranquilos e ir poco a poco; creo que esto nos hizo hacer un buen papel.

P: Vamos a entrar en la chicha. 1’41” por delante de tu compañero para encarar la última etapa cuando Austin Jones estaba destinado a ganar. ¿Cómo pasó esa noche?

R: No dormimos. Lo pasamos muy mal. A pesar de estar preparados porque hablábamos con un psicólogo cada noche, fue dura porque liderábamos la carrera, pero había un contraste de emociones. No estábamos contentos de estar líderes porque nuestra función era la de ayudar a nuestro compañero, y estaba segundo. Estábamos esperando las órdenes del equipo. Teníamos claro cuál era nuestro rol.

Todo se hace muy extraño. Llegas al vivac y la prensa te pregunta si habrá órdenes de equipo o no… Diego nunca había ganado una etapa del Dakar ni había liderado, por lo que se le multiplicó un poco todo. Lo supimos llevar ‘bien’. Y digo ‘bien’ porque realmente te pasan muchas cosas por la cabeza.

Al día siguiente, ya nos dieron las órdenes de hacer segundos y teníamos este difícil rol de intentar no perder la segunda posición y a la vez que nuestro compañero nos pasara. No fue fácil porque salía media hora atrás. Paramos cinco minutos. Lo teníamos muy claro. Valoro mucho el trabajo del equipo ayudándome a que yo pudiera competir. Les debo todo. Te pueden venir pensamientos, que vinieron, vino el demonio a preguntarnos, pero los ángeles tenían claro su camino.

P: Habla de esos demonios… Hace años cuando estuvo en el hospital recuperándose de una lesión su motivación era pensar que iba a ganar el Dakar. Y lo tuvo tan cerca… tuvo que ser muy duro.

R: Antes de la especial, en el enlace, le dije a Diego si podía conducir. Nunca me había pasado; no sabía qué me pasaba, pero no podía conducir; me puse de copiloto y empecé a llorar. En los enlaces hay tiempo para llorar (ríe) y que las emociones corran. Me vinieron todas las emociones. No tanto porque teníamos órdenes de equipo, sino porque podía volver al podio después de dos años muy difíciles en los que tuve muchos problemas con los ‘buggies’. Y estos años de empuje mío, de mi familia y de toda la gente que empuja este Can-Am, valía la pena.

Volviendo a la pregunta, tienes este sueño de ganar un Dakar, pero tus valores son más fuertes que las ganas de ganar, que el egoísmo de ganar. Y estos valores de compromiso y respeto hacia el equipo hicieron que estuviéramos ahí parados, sin dudarlo. Estos valores que tenemos como personas Diego y yo hicieron que valieran más que conseguir un trofeo más grande.

P: Y luego llegó al aeropuerto de Barcelona con gritos de “¡campeón, campeón!”, el homenaje en Manlleu… fue más especial que haber ganado, ¿no?

R: Es eso. Es emocionante cuando venía la gente. Yo veía a amigos y no amigos emocionado, llorando. Cuando tienes este recibimiento es emoción máxima. Estos días, que ya estoy más relajado, lo estoy disfrutando muchísimo. Creo que hicimos lo correcto, y en otra ocasión seguro que haría lo mismo de nuevo”.

P: Pensando ya en 2023, tendrá menos dificultades para participar que en este.

R: ¡Ojalá! Cuando cruzamos la línea de meta Scott Abraham, jefe de equipo de Can-Am, nos dijo a Diego y a mí: “tenéis el Dakar 2023”. Ojalá esto sea así. Nunca voy a dudar de su palabra, porque me lo ha demostrado los últimos cuatro años. Ojalá podamos hacer un proyecto junto con Diego y con más patrocinio. Ojalá con un patrocinio español, una marca española para defender los colores de aquí y luchar con todo para ganar un Dakar.

P: ¿Y dar un salto de categoría en el futuro?

R: Me gusta competir, y el T1 está siempre en la cabeza. Es un sueño el poder sentarse ahí, pero también en unas condiciones buenas. Obviamente, primero tienes que trabajar para un equipo, son pasos lentos, igual que estoy en South Racing haciendo ese trabajo. Pero no, obviamente, en un coche cualquiera, sino en uno para poder estar delante porque no estamos aquí para perder el tiempo; estamos para sentirnos vivos. Y en T4 me estoy sintiendo vivo.

P: Hábleme del famoso penúltimo punto de control de le Etapa 1 en la que se perdieron casi todos los pilotos. ¿Cómo lo vieron?

R: Creo que la suerte no existe. O existe muy poco. Pero ahí te puedo decir que tuvimos un poco de suerte. No hicimos bien la rutina de pérdida y nos guiamos por el instinto; y nos salvó. Nos encontramos a Laia Sanz parada y le preguntamos “¿está para allá?” y nos dijo “¡sí! Tira para allá”. Tiramos y vimos a Isidre Esteve volviendo en contradirección, pero el instinto nos hizo ir para allá y se abrió el control. A veces, sin hacer las cosas perfectas, como fue ese momento, encontramos el punto.

Volviendo al error, si el 80% de la carrera se pierde es porque ahí hay un error. El factor suerte o el instinto no puede entrar tanto. Te puedes perder cinco, diez o 15 minutos, pero más de 15 ya es desvirtuar la carrera. De cara al futuro, cuando haya un error en el que toda la carrera está equivocada habrá que hacer algo diferente para que no desvirtúe la carrera. No estaba bien claro el punto de control.

P: Hubo un suceso… extraño, llamémosle así, con la explosión de un coche. No se supo nada, días más tarde un comunicado de la organización ambiguo y el gobierno francés desveló una semana después que se investigaba como un atentado. Pero de la organización no se dijo nada. ¿Cómo vivió en el vivac esos momentos? ¿Hubo más tensión o miedo?

R: Sentimos lo mismo que tú. Nos llegó lo mismo. No vimos nada, ni más policía ni más seguridad. Nosotros no vimos nada de ningún cambio; todas las noticias que teníamos eran las vuestras. Nuestra alarma era el desconocimiento. La organización tampoco decía nada y hubo dudas. Si hubiéramos visto militares o algo ya… pero no vimos nada y desde dentro pensamos que había sido un caso aislado de alguien de ahí que quiere asustar. Pero confiamos en que la organización tiene la capacidad para saber si aquello era algo grave; no jugarán con la vida de todos los que estuvimos allí. Llegamos a dudar pero no a sufrir”.




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