El australiano Kaden Groves (Alpecin Deceuninck) se impuso en el sprint final para adjudicarse este miércoles la quinta etapa del Giro de Italia 2023, celebrada entre Atripalda y Salerno, de 171 kilómetros, marcada por la persistente lluvia y el festival de caídas, que afectaron, entre otros, al belga y máximo favorito Remco Evenepoel (Soudal Quick-Step).
Fue una llegada reducida por las caídas, en la que se aterrizó contra el asfalto el británico Mark Cavendish (Astana) y cruzó la meta a rastras. En medio del caos, el noruego Andreas Leknessund (DSM) mantuvo la maglia rosa de líder.
Una caída a 7 kms de meta afectó a Primoz Roglic (Jumbo Visma), quien se reincorporó al pelotón, después a 2,8 cayó por segunda vez Evenepoel. El pelotón se redujo para el sprint, y en la recta de meta atacó de lejos Groves para apuntarse la etapa. El drama planeó sobre la línea con Cavendish por los suelos.
Fue una jornada muy accidentada, pasada por agua, que no produjo cambios en la general. Leknessund sigue soñando de rosa con 28 segundos sobre Evenepoel, sin lesiones importantes después de la doble caída, y 30 respecto al francés Aurelien Paret Peintre (Ag2r). Roglic, sin heridas complicadas, es quinto a 1.12 minutos.
Nada más salir de Atripalda el grupo afrontó el Passo Serra, un puerto de tercera categoría por donde ya marchaban en fuga el francés Champion (Cofidis) y los italianos Gandin (Corratec) y Zoccarato (Bardiani).
Thibaut Pinot (Groupama-FDJ), maglia azul de la montaña, iba en principio en el proyecto, pero lo pensó mejor y se dejó cazar por el pelotón.
No sólo la lluvia complicó la marcha de los corredores. A los 20 km llegó un susto mayúsculo protagonizado por el mismísimo Remco Evenepoel, quien se estrelló contra el asfalto por culpa de un perro descontrolado que se le cruzó en la carretera, pero sin consecuencias, pues se levantó, cambio de bici y pudo enlazar con un pelotón que esperó al campeón del Mundo. El dueño del animal no tuvo en cuenta el paso del Giro de Italia. El perro no tuvo la culpa.
La etapa pasada por agua cumplió un guión único: fuga sentenciada, mantenida “al baño maría” por el pelotón, diferencias cortas y reacción final del grupo para propiciar el sprint. Los aventureros coronaron el alto de Oliveto Citra (2,9 km al 8) con corona Zoccarato al frente trío y una pelotón a 1.25 minutos. La bajada, por si fuese poco la lluvia, se hizo a oscuras por la niebla. Nada fue fácil en esta jornada.
A 22 kilómetros de meta Champion se dio cuenta que no podría hacer honor a su apellido, y junto a Gandin fue absorbido por la marabunta. Zoccarato se rebeló unos kilómetros más, pero sacó la bandera blanca en la zona más llana del recorrido, junto a la costa del Mar Tirreno, a 6 km de la línea de meta, después de todo el día en la escapada.
Siguieron los sustos. Un día sin tregua, nada de momentos tranquilos. A 7 kms de meta otro ilustre al suelo, nada menos que Primoz Roglic, quien cambió la bici con un compañero y pudo enlazar con el grupo, que relajó el ritmo para esperarlo.
Con los equipos de los esprinters lanzados en busca de la inmensa recta de 5 kms que desembocaba en la meta en el “lungo mare” de Salerno, de nuevo el arco iris se mezcló con el asfalto. Evenepoel miró hacia atrás y de nuevo al suelo. Por fortuna, y mucha, el resultado fue de “chapa y pintura”.
Groves fue el más feliz en meta, el ciclista “aussie” pescó su primera etapa en el Giro, que suma a las tres que tiene en la Volta a Cataluña y una en la Vuelta a España lograda en el Cabo de Gata. Muchos fueron directos a la enfermería. Un día para olvidar.
Este jueves la sexta etapa se disputa con salida y meta en Nápoles, con un recorrido de 162 km. En el trayecto dos dificultades, el Valico Di Chiunzi (2a, 8,3 km al 6,2 por ciento) y el Picco Sant’Angelo (3a, 9 km al 4). Los últimos 30 km son llanos, una jornada propicia para las escapadas.
(Con información de EFE)
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