‘La profunda frustración de la Casa Blanca es producto de la paz que reina hoy en Venezuela’, indicó el ministro de Exteriores del país latinoamericano.
El ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, aseguró que la imputación operada por el gobierno de Estados Unidos hacia el presidente, Nicolás Maduro, es una “nueva modalidad de golpe de Estado” y criticó la “bajeza” del gobierno estadounidense por aprovechar que la “humanidad está luchando contra una feroz pandemia” para “arremeter contra el pueblo venezolano”.
Ante la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, el gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, “vuelve a meterse con el pueblo de Venezuela y sus instituciones democráticas, basados en miserables y falsas acusaciones que intentan minimizar el alto reconocimiento que posee Venezuela en la lucha contra el narcotráfico”, denunció el ministro.
Para Arreaza, la política “de cambio de gobierno por la fuerza en Venezuela está destinada al fracaso”, por lo que insistió en que ofrecer recompensas como la estipulada por Estados Unidos este mismo jueves es algo que corresponde a “vaqueros racistas del lejano oeste” y demuestra el “desespero de la élite supremacista de Washington y su obsesión contra Venezuela”, de acuerdo con Europa Press.
“La profunda frustración de la Casa Blanca es producto de la paz que reina hoy en Venezuela, cuyas autoridades han logrado neutralizar todos los intentos golpistas y desestabilizadores planificados y financiados desde Estados Unidos”, aseveró, según un documento del Ministerio de Exteriores.
En este sentido, recalcó que la administración de Trump no ha aceptado que “con un modelo propio e inédito”, el gobierno de Maduro esté logrando gestionar de forma “adecuada” las amenazas que entraña el coronavirus frente al “estrepitoso fracaso” de las instituciones estadounidenses.
Arreaza recordó el “reconocido papel” de Venezuela a la hora de facilitar la negociación y firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las ahora extintas FARC.
“Irónicamente, es en Colombia donde se produce la droga que Estados Unidos permite entrar y que su población consume desaforadamente”, señaló antes de acusar a la DEA de haber sido “el actor internacional clave en la protección de la producción y procesamiento de droga en Colombia y el garante y vigilante de su traslado”.
Arreaza aseguró que “queda demostrada la absoluta complicidad y sumisión a Estados Unidos de las autoridades colombianas, quienes al hacer caso omiso de las denuncias y desestimar la información concreta que se les suministró han prestado su territorio y recursos para conspiraciones contra Venezuela”.