A veces el fútbol no es épica sino efectividad. Sin un juego brillante, sin dominar el partido, sin generar peligro sino aprovechando sus dos ocasiones al contragolpe y aguantando la presión a veces asfixiante de las jugadoras españolas, Alemania se llevó un triunfo de oro para sellar su billete a cuartos de final. Había ganado a la Dinamarca de Pernile Harder y Nadia Nadim por un rotundo 4-0 y se impuso ayer a las de Vilda, que llevaban la friolera de 24 partidos sin perder, desde marzo de 2020.
Está claro que la ocho veces campeona de Europa no se iba a dejar sorprender tan fácilmente. Si el discurso de las de Jorge Vilda en la previa había sido un alegato de esperanza, de ilusión, de verse capaces de romper la estadística contra las germanas, lo cierto es que ayer demostraron que tienen licencia para soñar porque compitieron hasta el último minuto y tan solo la falta de acierto y de madurez, quizás la excesiva inocencia, les dio la espalda.
Nadie sabe mejor que Alemania sabe lo que es ganar una Euro. De hecho, lo hicieron de forma consecutiva de 1995 a 2013. Vienen a por todas y no va a ser fácil frenarlas. España no tuvo el juego brillante de otras ocasiones, más apagada que de costumbre, pero
Para las de Vilda, el partido fue sin duda una lección más. Un paso adelante, otro tropiezo del que levantarse y aprender. Para seguir creciendo y adquiriendo ese bagaje que las hace pecar a veces de inocentes, como el perdonar demasiado en los primeros minutos frenéticos en que no dejó de presionar en busca del gol.
Las gradas estuvieron volcadas con el equipo. La afición roja era más numerosa y mucho más ruidosa, entusiasmada con un equipo que se ha ganado el derecho a soñar.
Los alrededores del estadio de Brentford respiraban fútbol ya horas antes del partido. En una localidad salpicada de pubs, el ambiente se vivía desde todos los rincones mientras en las paradas de bus y en algunos locales, los carteles de la Euro femenina slo inundaban todo.
Niños y niñas y adultos con la camiseta de Irene, de Atana…aquí la Euro se disfruta a lo grande. Al final, las 16.036 personas pudieron ver que España tiene licencia para soñar.