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Golpismo en máxima audiencia

EL PAÍS

Durante los dos meses que pasaron entre las elecciones presidenciales que ganó Joe Biden, en noviembre de 2020, y el intento de asalto al Capitolio el 6 de enero, la cadena de televisión Fox News contribuyó de forma determinante a dar apariencia de credibilidad y amplificar el disparate de que la elección había sido amañada. A través de sus programas de máxima audiencia, el presidente Donald Trump utilizó su enorme predicamento sobre una parte del electorado republicano para sabotear la confianza en el sistema democrático. Ahora, las pruebas y declaraciones reveladas en una demanda contra la cadena han dado a conocer al público que la cúpula de Fox News, y los presentadores, no se creían las mentiras que proferían en pantalla.

Uno de los bulos difundidos fue que las máquinas de votación de una empresa llamada Dominion cambiaron votos de Trump a Biden en los Estados clave. La empresa asegura que eso dañó su imagen y su negocio y, en una demanda, reclama 1.600 millones de dólares de indemnización. El juez ha recopilado cientos de páginas de comunicaciones internas de Fox News que revelan la hipocresía que reinaba en la cadena. Presentadores estrella que daban pábulo a la conspiración afirman en privado que lo que dicen los abogados de Trump es mentira. Saben que cuentan bulos pero temen perder audiencia. “No es una cuestión de rojo y azul”, dice el dueño de la cadena, Rupert Murdoch, en referencia a los colores de los partidos; “es verde”, el color del dólar.

La demanda tiene un recorrido incierto. La mezcla de información y opinión es habitual en esa industria, aunque Fox News la lleve al extremo. La libertad de prensa goza de la máxima protección constitucional en EE UU. Es muy difícil demostrar una intención maliciosa en la repetición de afirmaciones que, en último término, no fueron inventadas por la Fox sino por Trump. Pero Murdoch niega en su declaración que la empresa respaldara los bulos del presidente saliente y deriva la responsabilidad a comentarios individuales de algunos presentadores.

Es imposible calcular cuál fue el grado de responsabilidad de la cadena en la fanatización extrema de los dos mil trumpistas que asaltaron el Capitolio. Los mayores disparates conspirativos circularon por canales de información no convencionales. Pero no es difícil intuir que, si las estrellas del magaverso mediático hubieran dicho la verdad, el intento de golpe de Estado liderado por Trump lo habría tenido más difícil. Forzado a elegir entre defraudar a su audiencia o agitar una mentira que corroe la democracia, Fox News eligió la mentira. Se trata de una decisión que va mucho más allá del pragmatismo empresarial. Culpable legalmente o no, el caso figura ya como paradigma de la corrupción ética que rompe la frontera entre un medio de comunicación y un instrumento de agitación y propaganda.


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