No hubo momento Will Smith, afortunadamente. Kanye West se quedó en su casa y las únicas travesuras llegaron cuando Bruno Mars se encendió un cigarrillo al subir a por uno de sus Grammy con Silk Sonic y con lo que le pasó a Doja Cat, que llegó tarde a recoger el suyo y arreglándose la parte baja del vestido. “Nunca había hecho pis tan rápido en toda mi vida”, dijo para justificar su retraso. Jon Batiste, que optaba a 11 galardones, se llevó cinco, entre ellos el de disco del año, por We Are; Silk Sonic, cuatro, incluida canción del año, por Leave The Door Open, y Olivia Rodrigo tres, uno de ellos disco de pop, por Sour. Esos fueron los triunfadores de una gala presentada por Trevor Noah, que apenas deslizó algún comentario sobre los polémicos Oscar del bofetón. Al principio de la noche, dijo mientras paseaba por las mesas de los invitados: “Antes de pegarnos, veo por ahí a Justin Bieber, también a Lady Gaga…”. Los dos españoles que optaban a las categorías latinas, Pablo Alborán y C. Tangana, se fueron de vacío.
Estos fueron los mejores momentos de la ceremonia…
Olivia Rodrigo y su lección con solo 19 años
¿Cómo se comporta una artista de 19 años que sabe que se enfrenta al momento más importante de su vida? Como lo hizo Olivia Rodrigo en el inicio de la ceremonia de los Grammy. “Yo a su misma edad solo tenía acné”, presentó a la joven californiana Trevor Noah, conductor de la gala, después de relatar los logros de la cantante, entre ellos las siete nominaciones. Rodrigo apareció dentro de un Mercedes, con un vestido blanco, medias de rejilla y botas negras. Ahí comenzó a cantar Drivers License, una canción que suma 1.360 millones de escuchas solo en Spotify. Con una mezcla de sensualidad y garra, ejecutó una interpretación soberbia, sorprendentemente segura para su edad. En la pregala ya se había embolsado su primer Grammy de la noche (a la mejor interpretación pop solista) y seguramente esto le llenó de confianza para la actuación. Por si todavía había alguna duda, anoche se disiparon: Olivia Rodrigo va a ser una de las grandes del pop. Lo es ya.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete
El homenaje de Billie Eilish a Taylor Hawkins
Impactante la actuación de Billie Eilish. Se presentó con una camiseta con una gran imagen impresa del recientemente fallecido batería de Foo Fighters, Taylor Hawkins. Comenzó su interpretación de Happier Than Ever en una habitación donde el agua le llegaba a los tobillos, y ahí se movía la cantante en la parte más suave de la canción. Cuando llegó la ira, Eilish ya estaba en el tejado, con su hermano Finneas a la guitarra y su batería aporreando como un fiera. Se pasó tres minutos pegando brincos y sacando ese demonio interior que tiene la estadounidense y que hace de sus canciones una excitante montaña rusa. ¡Y caían chuzos de punta simulados! Milagros que pasan en los Grammy. Al final de su apabullante actuación señaló con sus dedos la imagen que llevaba en su camiseta XXL: gran homenaje a Hawkins.
La mejor: Joni Mitchell
La presentadora más importante de la gala. Joni Mitchell, con un vestido blanco, una gorra y un collar rojos. Sonriendo, manteniendo el tipo a sus 78 años y con las secuelas de un aneurisma que sufrió en 2015. Seguramente es la cantante más influyente de todos los tiempos, la musa del sonido California, la creadora de esa obra maestra que es Blue y que habrán escuchado una y mil veces Billie Eilish y Olivia Rodrigo. Estuvo firme, apoyada en un bastón negro y acompañada por Bonnie Raitt. Presentó a Brandi Carlile. Mitchell habló poco, pero solo con escuchar unos segundos su maravillosa voz ya nos dimos por satisfechos.
Chris Stapleton, la voz profunda
“Chica, esa forma en la que me rompiste el corazón. / Se hizo añicos como una roca a través de una ventana”, comenzó a cantar una voz áspera y soul, salida de la esquina más oscura del alma. La de Chris Stapleton, que celebró su Grammy a la canción country con la interpretación de Cold. Con un sombrero de vaquero, la melena y la barba indistinguibles, este tipo grandote exhibió una de las mejores voces de la noche. Además de tocar con elegancia y carácter solos de guitarra arropados por violines que acariciaban a la canción desde el fondo del escenario. Las escenografías espectaculares estuvieron muy logradas toda la noche, pero también se agradeció una actuación tan sobria como profunda.
Zelensky habla en los Grammy
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, apareció en el ecuador de la ceremonia por medio de un vídeo grabado. Fue un momento para el recuerdo de un horror que está pasando en el mismo momento en el que los invitados sorbían Moët & Chandon. Dejaron de beberlo por unos minutos. Imposible hacerlo mientras un jefe de gobierno de un país invadido decía: “Nuestros músicos llevan hoy armas en lugar de esmoquin”. Para luego añadir: “Apoyadnos, cualquier cosa menos el silencio”. Enseguida se dio paso a la sentida actuación de John Legend, con la bandera ucraniana de fondo en algunas fases.
Qué bien que ganó Jasmine Sullivan
Hasta 86 categorías suman estos Grammy. Un sinsentido que lo que hace es desprestigiar el resultado. Por ejemplo, el sensacional disco de Jasmine Sullivan, Heaux Tales, podría perfectamente competir como mejor álbum, pero se incluye en álbum de R&B. Menos mal que ganó y quizá gracias a eso más gente disfrute de las canciones. “Este disco lo hice para que las mujeres negras cuenten sus historias, que nos riamos juntas y que luchemos para que no nos exploten”, señaló Sullivan al recoger el premio de un trabajo que es un manifiesto.
Jon Batiste se sube a la mesa de Billie Eilish
Jon Batiste se tomó su actuación como un jolgorio. Montó un colorido espectáculo con bailarines, músicos, tipos disfrazados, escenografía chillona… Y sus bailes y su voz, a la más pura escuela de James Brown, pero sin cabrearse. Acabó su frenética interpretación corriendo por las mesas de los invitados hasta que se subió a la de Billie Eilish, que le jaleó a conciencia. Una imagen de felicidad y liberación que borra dos años de mascarilla.
El momento más rock
Acabaron los dos retorciéndose ante sus guitarras, H.E.R. y Lenny Kravitz. La cantante californiana inició su actuación con dos canciones propias, pero en la parte final comenzó a tocar el famoso riff de Are You Gonna Go My Way, de Lenny Kravitz, que sorpresivamente apareció a su lado para interpretar a dúo este clásico. La canción recibió las tarascadas de la batería de Travis Barker, de Blink-182. Realizaron una actuación muy rock, pegando guitarrazos, poniendo poses molonas y gustándose. Poco rock hubo en la gala por la ausencia de Foo Fighters, pero esta pequeña muestra estuvo muy bien.
Source link