Por mucho que se queje Draymond Green, el negocio es el negocio y esa ha sido una de las normas no escritas que siempre han regido la NBA. Con la fecha límite del 25 de marzo ya en el horizonte, los General Managers se remueven en sus butacas para intentar sacar partido del mercado de traspasos en una temporada atípica.
De momento ya ha habido un fichaje por parte de los Brooklyn Nets, que se deshicieron del contrato de Norvel Pelle para hacer hueco al ex de los Oklahoma City Thunder y especialista defensivo Andre Roberson, que estaba sin equipo desde el curso pasado.
Los grandes nombres que están ya en el asador son los de Andre Drummond, pívot de los Cleveland Cavaliers, y Blake Griffin, ala-pívot de los Detroit Pistons. Ambos no jugaron anoche para evitar contratiempos o lesiones siguiendo las directrices de sus equipos.
El pívot de los Cavs tiene varias novias, con los Raptors, los Nets y los Mavericks a la cabeza. El interior de los Pistons, por su banda, está en una situación más complicada debido a su significativo contrato.
Las opciones para Detroit son traspasar al jugador por otro jugador con un contrato prohibitivo (como pasó con John Wall y Russell Westbrook) o que una franquicia quiera absorber su contrato tóxico a cambio de añadir otras piezas más prometedoras a la operación.
La tercera opción sería que el jugador renunciara a gran parte de su salario y los Pistons le dejarán marcharse libre, una opción complicada si el jugador no pone mucho de su parte.
En medio de todos estos movimientos anunciados, la estrella de los Warriors Draymond Green se quejó del maltrato de los equipos y la NBA a los jugadores.
Sus palabras no requieren segundas interpretaciones:
“Me gustaría hablar sobre algo que realmente me molesta. Es el trato a los jugadores de esta liga. Ver a Andre Drummond antes del partido sentarse en el banquillo y salir con ropa de calle porque un equipo lo va a traspasar es una tontería. Porque James Harden pide un traspaso y es perseguido. Nadie va a defenderlo. Y lo dilapidaron por querer ir a otro equipo. Todos destruyeron a ese tipo. Sin embargo, un equipo puede salir y decir: ‘Oh, queremos cambiar a este tío’, y ese tipo debe sentarse y si no es un profesional, entonces es un cáncer y no es bueno en el vestuario de alguien y él es el problema. Hemos visto situaciones en las que Harrison Barnes fue apartado del banquillo, DeMarcus Cousins descubrió que lo traspasaron en una entrevista después del All-Star Game y seguimos permitiendo que eso suceda. Sin embargo, me multan por seguir expresando mi opinión sobre lo que pensé que debería suceder con otro jugador. Pero los equipos pueden salir y seguir diciendo: ‘Oh, estamos buscando el traspaso de estos jugadores, no estamos jugando contigo’.
En algún momento, como jugadores, debemos ser tratados con el mismo respeto y los mismos derechos que un equipo. Como jugador, eres la peor persona del mundo cuando quieres una situación diferente. Pero un equipo puede decir que te están buscando un traspaso y ese hombre tiene que mantenerse en forma, tiene que seguir siendo profesional y, si no, su carrera está en juego. En algún momento, esta Liga tiene que proteger a los jugadores de esta vergüenza. Hablamos de todas estas cosas sobre que no puedes hacer esto, no puedes decir eso públicamente, si dices esto te multarán. Anthony Davis fue multado, creo, con 100.000 dólares por exigir un traspaso públicamente.
Pero… ¿a Andre Drummond se le pone en venta y quieres que siga siendo un profesional? Y luego, cuando Kyrie Irving dice: ‘Oh, mi salud mental está mal’ todos se vuelven locos. ¿No crees que afecta a alguien mentalmente? … ¿no crees que eso no afecta a alguien mentalmente? Pero como jugadores, se nos dice: ‘No puedes decir eso, no puedes decir esto’. ¿Pero los equipos pueden? Va en la misma línea cuando todos quieren decir, ‘Oh, ese chaval no puede hacerlo’, pero nadie quiere decir, ‘Oh, esa organización no puede hacerlo». En algún momento los jugadores debe ser respetados en estas situaciones. Es ridículo y estoy harto de verlo”.
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