Gregg Popovich despidió la temporada regular de la NBA con una victoria de sus San Antonio Spurs sobre los Dallas Mavericks por 117-138. A sus 74 años, el legendario entrenador no quiso discutir la posibilidad de retirada este verano y prefirió usar sus últimos 10 de altavoz público este curso -los Spurs no estarán ni en el play-in ni en los playoffs- para mandar un contundente mensaje sobre la violencia armada en Estados Unidos. Sin que nadie se lo preguntarse, Pop lanzó un órdago a los periodistas desplazados para la ocasión a Texas.
“¿Hay alguien aquí que lleve armas?”, preguntó a la sala. Ante el silencio, explicó el motivo de su interpelación. “Me lo estaba preguntando porque tenemos un gobernador, un vicegobernador y un fiscal general que acaban de facilitar el hecho de tener armas. Esa ha sido su respuesta al asesinato de nuestros niños. Solo pensé que fue una decisión algo extraña, pero quizás sea cosa mía”, ironizó, antes de arremeter con dureza contra la clase política y judicial de su país.
“¿Qué hará falta para que cedan?”, se lamentó tras poner el ejemplo de dos jóvenes negros que fueron atacados por un grupo de supremacistas que él relacionó con los tiempos de Jim Crow. Luego citó textualmente las palabras de la senadora republicana en Tennessee Marsha Blackburn tras el asesinato de tres niños de 9 años y tres adultos en una escuela primaria privada en Nashville el mes pasado: “No me lo podía creer, así que me lo he escrito. Su comentario después de la masacre fue ‘mi oficina está en contacto con agentes federales, estatales y locales y estamos preparados para ayudar’”.
“¿Ayudar en qué? ¡Están muertos!”, gritó el técnico, visiblemente contrariado. “¿En qué pretendes ayudarles? ¿En limpiar sus cerebros de la pared, la sangre del suelo de la escuela?”. Su discurso no termina y apunta a Bill Lee: “Luego el gobernador Lee, y lo siento por alargarme, que escribió ‘estamos monitorizando esta trágica situación. Por favor uniros en plegaria’. ¿Qué está siguiendo? ¡Están muertos! Niños… muertos.”
Popovich aseguró que entiende la avaricia del lobby a favor de las armas y la industria, pero no comprende cómo los políticos y legisladores no toman cartas en el asunto. Para ejemplificar la gravedad de estos casos usó ejemplos de la época de los derechos civiles, la guerra de Vietnam e incluso el asesinato de George Floyd como ejemplos visuales y crudos de violencia que han escandalizado a la sociedad e influenciado la opinión pública.
“¿Qué hará falta? ¿Tenemos que mostrarlo? ¿Mostrar esa clase? Sería un paso importante, pero quizás sirva como la niña corriendo con el Napalm en su espalda… Quizás deban ver a los padres que necesitaron las pruebas de ADN para confirmar que era su niño…”
Popovich dijo no saber si todo ello confirmaba el pensamiento de los políticos. “Piensan que somos estúpidos, y quizás tengan razón porque se salen de rositas diciendo estas mierdas de plegarias y demás cosas. Basta ya de tonterías, basta de tratarnos de tontos”, zanjó airado. Su discurso apareció en muchos medios de máxima audiencia en Estados Unidos, otro objetivo de exposición cumplido, aunque todavía insuficiente para cambiar las cosas en su país.