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Gregg Popovich, el entrenador infinito: 73 años y nuevo hito

Gregg Popovich, el entrenador infinito: 73 años y nuevo hito

Gregg Popovich, bañado en canas, más que hecha su vida con sus 73 ‘castañas’ con cinco anillos, podría ver desfilar los años sentado en el sillón, aposentando sus manos -una de ellas ataviada y saturada de anillos-, en el reposabrazos. Pero todavía no. Nada de un monótono contar de los días, nada de sentarse en otra silla que el banquillo. Mejor contar los días junto a los partidos y los triunfos, coronarse como el entrenador con más victorias en la NBA como hizo en marzo -ahora ya suma 1347, subirse al podio de técnicos con más encuentros como hizo anoche ante Chicago Bulls con ‘sus’ San Antonio Spurs para desbancar, con de la tercera plaza con 2051 choques, a Bill Fitch. Sigue liderando el ránking histórico Lenny Wilkens (2.487) y segundo es Don Nelson (2.398), a quien arrebató Popovich el título honorífico de entrenador más triunfador. 

Popovich, junto a Ginóbili, Duncan y Parker, con el título de 2007

Getty Images

Otro más en la colección de honores de ‘Pops’, otra cifra para dar cuenta de la victorioso longevidad del técnico, de su fidelidad con unos Spurs con los que lleva comprometido desde 1996. Un matrimonio con cinco anillos (1999, 2003, 2005, 2007 y 2014) y con las bodas de plata ya celebradas, un matrimonio de parejas -las ‘Torres Gemelas’ Tim Duncan y David Robinson-, y de tríos, con ese duradero y fastuoso ‘Big Three’ Duncan-Tony Parker-Manu Ginóbili.

Gregg Popovich es en apariencia un inflexible ‘viejo’ cascarrabias, una persona que maneja distintas personalidades en realidad, vigentes algunas de ellas. Una reliquia viviente de la NBA que se niega a irse al baúl de los recuerdos y que se ha reciclado constantemente. 



Del entrenador áspero y militar con los jugadores -fue jugador y empezó como entrenador asistente de Larry Brown en la Academia de las Fuerzas Aéreas americanas-, al hombre afable y cercano a sus pupilos, con tanta flexibilidad que les da incluso poder de decisión en los tiempos muertos. Del rocoso baloncesto de pívots de finales de los 90 abanderado por Duncan y Robinson -fundamentos del anillo de 1999-, al vertiginoso y virtuoso coral basket ofensivo de este siglo, representado en los cuatro títulos del ‘Big Three’, adaptado a los tiempos actuales del triple, del que llegó a decir que odiaba y que “no era baloncesto”.

Tiene también mucho de pintoresco Popovich para acabar de exaltar su carisma, ese que se tiene o no se tiene. Un hombre cercano a los jugadores pero ácido con la prensa, con un amplio historial de irónicas respuestas a los periodistas, a veces por cortas. Punzante incluso en los días de mayor fiesta, como cuando se lio en el vestuario de los Spurs con el récord de victorias. “Preferiría hablar sobre baloncesto. Las cosas personales no son asunto vuestro”, replicaba ‘Pops’ a los periodistas en el vestuario. 

Popovich, con su asistente Becky Hammon

Nick Wagner / AP

“¿El desafío más grande de la pretemporada? Lo único que me importa es llegar después al restaurante a tiempo”, contestaba a un reportero en pleno periodo de preparación. Tantas ‘perlas’ ha dejado Popovich, que también ha soltado algunas durísimas en la pretemporada. “¿Si estoy emocionado con el inicio de los entrenamientos? ¿Alguien me ve a preguntar algo con sentido? Quiero empezar el año bien… Estuvo levantado toda la noche pensando esa clase de pregunta. Y fue la primera.¿Está bromeando?”. Y, así, muchas más.

La herencia que ha dejado y sigue dejando ‘Pops’, va más allá de sus títulos, de sus métodos tácticos y emocionales y sus aportaciones al juego. Porque Gregg Popovich tiene más de una vertiente como rompedor transgresor. Ha renegado del egocentrismo de la NBA, reconociendo el baloncesto europeo -estadounidense pero con progenitores serbio y croata-, con palabras y hecho. Reconociendo el aprendizaje de conceptos de técnicos del Viejo Continente como Zeljko Obradovic y Dusko Ivkovic, confiando en Ettore Messina como entrenador asistente entre 2014 y 2019, diseñando un tridente tan ‘cosmopolita’ con un norteamericano como Tim Duncan (EE.UU.), pero también con un sudamericano como Manu Ginóbili (Argentina) y un europeo como Tony Parker (Francia).

Popovich se ha alejado del egocentrismo de la NBA reconociendo el baloncesto europeo 

Pero, más importante aún, ha contribuido a la igualdad de género, incompleta incluso en el ejemplar baloncesto estadounidense, con la brecha salarial entre las mascotas de la NBA y las estrellas de la WNBA como prueba más flagrante. Popovich ha confiado en Becky Hammon como entrenadora asistente -actual técnico de Las Vegas Aces de la WNBA-, quien se convirtió en la primer mujer entrenadora de la NBA.

¿Hasta cuándo durará ‘Pops’?

La nueva cifra alcanzada por el entrenador de los Spurs vuelve a plantear la pregunta de cuándo Gregg Popovich dará carpetazo a su carrera. Aunque esta temporada es la última de su actual contrato y se llegó a especular con Quin Snyder como posible sustituto suyo, Pops no ha desvelado cuáles son sus planes.

La única evidencia es que sigue desprendiendo fuerza y pasión Gregg Popovich, permanente la viveza de su rostro. Se aprecia también en cómo transmiten los Spurs su innegociable idea de baloncesto coral, la energía y la química con la que juegan sus chicos, el equipo que más asistencias reparte San Antonio con más de 30 por partido y el tercero que más posesiones juega con 104.

Al revolucionario maestro Popovich le gusta susurrar a los jóvenes, inculcarles el espíritu de equipo, transmitirles, en definitiva, el basket. Por eso, cuando todo se parecía acabar para él con el fin de ciclo de los triunfales Spurs, él tuvo la motivación por volver a empezar dirigiendo a una franquicia en plena reconstrucción, más aún tras perder en verano a Dejounte Murray, pero convencido ‘Pops’ de que algo bonito puede suceder, más tarde o más temprano, con los Keldon Johnson, Devin Vassell y compañía.

Y ya se puede jubilar que, más allá de la permanencia de su obra en el pasado, seguirán reencarnadas sus ideas en discípulos suyos que se empaparon de sus ideas como Steve Kerr o Mike Budenholzer. ‘Pops’ nunca se irá, pero desafiante con el paso del tiempo, todavía no se ha ido.




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