Guardia civil, dueño de caballos y miembro del PP: ¿quién es Amador, el estafador del amor?

Antonia, una de las mujeres supuestamente estafadas.
Antonia, una de las mujeres supuestamente estafadas.

Antonia siempre llevaba en su muñeca un cordón de oro. Se lo había comprado con uno de sus primeros sueldos en unos grandes almacenes. “Con lo que me costó a mí conseguir el dinerito…”, cuenta al teléfono esta mujer de 67 años desde su casa en un pueblo sevillano. La pulsera desapareció de su vida el día en el que entró en ella Amador A. R., un hombre al que conoció por la red social de citas Badoo hace más de dos años. Antonia no sabía que Amador acumulaba ya por aquel entonces antecedentes policiales por conseguir dinero de mujeres a las que engatusaba para después desaparecer. Este mes eludió por segunda vez en la Audiencia Provincial de Madrid un juicio por dos episodios semejantes.

“Me convenció para que se le dejara el cordón para que un joyero amigo suyo le colocara un colgante de la Virgen del Rocío”, prosigue Antonia. Le dio otras dos pulseras con la misma excusa. Pasó el tiempo y, cuando se dio cuenta de que era muy probable que no volviese a saber de sus joyas, le dijo a Amador que le denunciaría. Y así lo hizo. “Pero en la Guardia Civil me dijeron que como no me había coaccionado ni amenazado para dárselas, no podían hacer nada”, se lamenta.

El hombre tiene 63 años y es natural de Lora del Río (Sevilla). De los múltiples disfraces que adopta, su favorito es el de guardia civil, según el relato de algunas de sus víctimas. Este es el papel que desplegó en 1992 cuando pernoctó durante meses en un hotel de lujo en Barcelona en pleno año de los Juegos Olímpicos. Cada semana prometía a los encargados del establecimiento que el dinero que le iba a mandar el instituto armado proveniente de los fondos reservados estaban al caer y podría afrontar la elevada factura. “Soy cabo primero, vengo en funciones de lucha antiterrorista”, recoge una crónica de La Vanguardia de la época sobre su estrambótica estancia en el hotel. En un Boletín Oficial del Ministerio de Defensa de 1986 aparece su nombre dentro del apartado de bajas del cuerpo.

Su supuesto reguero de víctimas y engaños comenzó hace más de tres décadas. Dos de las últimas han conseguido llevarlo ante un juez. La vista estaba prevista en junio, pero no acudió, por lo que se emitió una requisitoria judicial. Algunas de las mujeres que lo acusan de robarles, incluidas las denunciantes en este proceso, se quedaron compuestas y sin acusado en los pasillos de la Audiencia Provincial de Madrid. La Fiscalía solicita para él cuatro años de prisión por delito de estafa y hurto continuado. Hace un mes se anuló de nuevo la vista porque uno de los abogados de la acusación no podía comparecer.

Siete perfiles de Facebook

Una de las víctimas que lo ha llevado a juicio, Alicia, conoció otra de las facetas de este hombre que posa en las fotos de sus redes con gesto serio. Se encontraron por Facebook en 2018 y su modo para enamorarla fue contarle que era miembro del Partido Popular, incluso llegó a fingir hablar con Pablo Casado delante de ella. También le aseguró que tenía caballos. Lo que es seguro, al menos, es que los monta. Se le ve a lomos de distintos ejemplares en fotos que ha colgado en alguna de las siete cuentas de Facebook con su nombre. En otras se le ve posando con la bandera de España, y en otro de los perfiles, la foto principal es un primer plano de la Virgen del Rocío.

Esta mujer llegó a darle 13.500 euros para comprar un coche de alta gama, con la promesa de devolvérselos, según recoge el escrito de la Fiscalía. Días más tarde, tuvieron una cita en casa de la mujer y la persuadió para que le entregara tres relojes y un collar de cuernos de jabalí. Aprovechando la coyuntura, el hombre también cogió del joyero una cadena dorada y dos anillos. La mujer solo logró recuperar la cadena, ni rastro de los cuernos de jabalí.

En una actividad amorosa fulgurante, en las mismas fechas comenzó una relación con Begoña. A ella le pidió 3.500 euros para una “oportunidad de inversión”. Unos días más tarde, celebró para la mujer una fiesta de cumpleaños en un hotel de Gran Vía en la que le pidió matrimonio delante de sus amigos. Según la denuncia, fue ella la que tuvo que pagar después la celebración cuando él desapareció. Tal era la confianza que esta mujer tenía en él que le dio llaves de su casa. Begoña lo acusa también de haberse llevado una sortija con topacio, dos pulseras de oro y otro anillo con rubíes y diamantes. Entre las joyas y la no-fiesta de pedida de mano, la víctima le reclama 13.690 euros.

Facebook y Badoo representan los dos medios que Amador utiliza para entablar relaciones. Así conoció a Concepción, otra mujer que lo acusa de engañarla para obtener su dinero. “Yo nunca he tenido nada con él, eh. ¡Solo éramos amigos!”, puntualiza la mujer, que vive en la zona norte de Madrid. A ella le pidió un envío de dinero de forma urgente porque se “había quedado tirado con el coche”. “Ha estado en mi casa, comiendo con mi hijo y lo último que quiero es que se enteren ellos”, se lamenta. “Cambia mucho de teléfono, siempre los estaba perdiendo, o eso decía”, añade.

Varias de las víctimas se mantienen en contacto habitualmente por WhatsApp y Facebook para mantenerse al tanto de las últimas noticias sobre los pasos de Amador. Uno de los enlaces que compartieron fue hace un año, cuando la Policía Nacional de Sevilla lo detuvo por quedarse con dinero de dos mujeres con su modus operandi habitual. Poco después volvió a salir en libertad. “Siempre pasa lo mismo, lo pillan pero al día siguiente está fuera”, se queja Concepción.

El juicio por sus supuestas estafas en Madrid se ha trasladado a febrero. ¿A la tercera irá la vencida?

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