Todas las miradas estaban puestas en Erling Haaland tras finalizar el espectacular Borussia Dortmund – Manchester City (1-2), resuelto con una divina genialidad del noruego. Pero hubo una curiosa escena nada más terminar el encuentro que llamó, y mucho, la atención.
Pese a la victoria y que, aparentemente, el partido transcurrió sin polémicas, Pep Guardiola fue directo al árbitro, el italiano Daniele Orsato, para echarle en cara algo. Las protestas del de Santpedor fueron enérgicas y el trencilla no dudó en amonestar a Pep.
Tras ver la tarjeta, Guardiola se disculpó e incluso le pegó un abrazo a Orsato, que aún así no dio marcha atrás en su decisión. Tras ese abrazo, el catalán, ya mucho más tranquilo e incluso con una sonrisa, escuchó las explicaciones del colegiado. Del odio al amor.